LOS PROS Y CONTRAS DEL APENDIZAJE MEMORÍSTICO

niño estudiando

Las teorías de enseñanza-aprendizaje que abordamos en la escuela se adaptan a diferentes modelos educativos, pero a pesar de los continuos debates de los educadores, el aprendizaje memorístico persiste como una de las formas utilizadas para estudiar. ¿Sirve o no estudiar de memoria?

Las teorías pedagógicas de los últimos años proponen estimular en los alumnos la capacidad de aprender y entender un contenido estableciendo relaciones entre lo nuevo y sus conocimientos previos ya que de esa forma se hará significativo el aprendizaje. Sin embargo, por más que en el aula se “construyan” determinadas nociones, cuando llega la hora de estudiar para algún examen muchos niños caen en el estudio memorístico, repitiendo una y otra vez frases a las que no les otorgan un sentido, sino que simplemente  acumulan en su memoria de corto plazo para la resolución de dicha evaluación, y que luego olvidan.

Ante la pregunta de cómo conviene estudiar, algunos educadores aconsejan leer el temario que se quiere aprender en forma completa, luego anotar todo aquello que se recuerda del mismo, volver a leer cada uno de los subtemas y hacer un resumen, descansar para que el cerebro procese esa información, hacer un repaso diario y acumulativo, y usar la memoria solo para aquellos datos que resultan difíciles de razonar.

Pero también están los docentes que avalan el aprendizaje memorístico  ya que consideran que memoria y aprendizaje van de la mano sugiriendo que una vez que un dato ingresa al cerebro, la memoria pasa de ser “una página en blanco” a  ser “llenada”con ese dato y utilizarlo. El trabajo de repetición puede ser en un primer momento no razonado, pero una vez que los datos están “guardados” en la memoria, se puede buscar la relación entre los temas, analizar diferentes aspectos en los mismos y aplicarlos en diversas situaciones produciéndose después la comprensión, o sea, que la construcción de ese aprendizaje se da en el camino inverso a la teoría constructivista.

El debate crece día a día y genera fuertes adeptos y detractores del aprendizaje memorístico, sin embargo, los pedagogos podemos combinar ambas teorías proponiéndoles a nuestros alumnos qué es conveniente hacer según la situación. Uno de los ejemplos más conocidos es el de la enseñanza de las tablas de multiplicar. En general, los docentes aconsejan memorizarlas en algún momento aunque ese proceso se dé por medio de la tradicional repetición o se alcance luego de haber entendido el procedimiento interpretándolas con la ayuda de la tabla pitagórica. La memorización, en este caso,  permite no sobrecargar cognitivamente la mente al momento, por ejemplo, de la resolución de un problema matemático que necesita de varias operaciones simultáneas.

En esos casos lo aprendido memorísticamente sirve para sistematizar y ocupar menos espacio en la memoria de corto plazo.¿De qué otra forma podría aprender un violinista a tocar nuevas melodías si no es repitiendo acordes que tiene internalizados, en un primer momento, de memoria. Lo mismo sucede con las reglas de ortografía que son determinaciones convencionales de cada lengua.

Más allá del nombre de las teorías, lo cierto es que nadie mejor que el docente para saber que el aprendizaje se logra poniendo en juego técnicas, procedimientos y estrategias didácticas que activen todos los mecanismos cognitivos que requiera el aprendizaje de ese contenido. Ejercicios de comprensión, razonamiento e interpretación deben integrarse con otros más mecánicos como los de memorización y repetición. La clave está en ayudar a nuestros alumnos a que identifiquen las formas propias de adquirir conocimiento.

LA OBSERVACIÓN Y CONTROL DE LA MOTRICIDAD FINA EN EL DESARROLLO DE LA ESCRITURA

motricidad fina

Cuando nuestros alumnos de los primeros grados emprenden el camino de la escritura de los primeros grafemas y palabras, los maestros debemos realizar un gran trabajo dirigido al monitoreo de los movimientos de su mano y de la posición de sus dedos. La motricidad fina es el pilar de los resultados que esperamos obtener.

Las personas solemos expresarnos con el lenguaje y con los movimientos que realiza nuestro cuerpo. Cada una de nuestras estructuras neurológicas posee funciones diferenciadas para producir un movimiento voluntario.

Al trabajar en el proceso de la escritura lo más importante es ir desarrollando habilidades progresivas. En esta acción cumple un papel preponderante la motricidad, que es la capacidad que tenemos de generar movimiento por nosotros mismos a través de una adecuada coordinación y sincronización entre todas las estructuras que intervienen en el movimiento (sistema nervioso, órganos de los sentidos, etc.)

La motricidad fina juega un rol protagónico en esta cuestión, porque produce movimientos deliberadamente controlados de los músculos para que podamos manipular elementos y realizar cualquier otra acción manual.

Desarrollar correctamente esta motricidad requiere primero un entrenamiento por medio de ejercicios de coordinación y diferenciación del trabajo del brazo, de la mano  y de los dedos por separado; en segundo, lugar la exploración grafológica y, finalmente, la construcción de la caligrafía.

Es muy importante que abordemos la escritura con un sentido motivador para los alumnos ya que es fundamental que ellos tengan el deseo de  escribir su nombre y el de sus compañeros, animarse a producir un mensaje para otros, entre otros propósitos.

Una vez que los alumnos ya han ensayado en reiteradas oportunidades sus escrituras primitivas, llegará la hora de enfrentarse al cuaderno.

En este momento, el análisis de la percepción de las formas y las características de las letras tanto como la comprensión del contenido en su conjunto son fundamentales para que nuestros alumnos distingan:

 

  • la regularidad en el tamaño de cada letra
  • la distancia en la separación de palabras
  • la importancia de los enlaces de la letra cursiva
  • la función que cumple el renglón
  •  la velocidad con la que escriben
  • la legibilidad de lo producido.

 

Después de este abordaje, tenemos que enfocarnos en la elección de las  actividades caligráficas que vamos a trabajar en el aula, ya que de ellas y de las aptitudes personales de nuestros alumnos resultará la prolijidad o no con la que se desencadenará este proceso a lo largo de su vida como escritores.

 

Pautas importantes.

Hay una serie de datos a tener en cuenta:

 

  • La caligrafía es un proceso evolutivo.
  • Debemos estimular la elección por parte del alumno de la mano con la que va a escribir.
  • Las primeras actividades áulicas deben ser mecánicas.
  • Es importante corregir el agarre y la presión con la que los alumnos toman el lápiz.
  • Debemos observar la coordinación vio-manual del niño.
  • Si notamos algunas dificultades persistentes en el tiempo debemos recurrir a la ayuda de otros profesionales de la educación.

 

Es indudable de que la escritura manual va cediendo su protagonismo a la escritura a través del procesador de texto de las dispositivos electrónicos. Sin embargo, no cabe duda de que la escritura manual ejercita determinadas habilidades cognitivas, según sostiene Virgilio Hernando Requejo, médico neurólogo: «la representación que tiene la mano en la corteza cerebral es enorme. Al escribir con bolígrafo utilizamos mucho más el cerebro que cuando usamos el teclado del ordenador. Si dejamos de escribir a mano durante un tiempo, está claro que las estructuras cerebrales van a cambiar».

 

EL RECREO, MOMENTO MUY VALIOSO PARA CONOCER A NUESTROS ALUMNOS

en el recreo

El recreo escolar está pensado para que los niños descansen de la atención puesta durante el tiempo de clase, se distraigan y jueguen. ¿En qué medida las actitudes y comportamientos de nuestros alumnos durante los recreos nos permiten conocerlos mejor?

El recreo es un tiempo imprescindible dentro de la jornada escolar para que los alumnos y docentes retomen energía y concentración para lo que resta de la jornada escolar.

Fue planificado como el momento reservado para que los chicos descansen, jueguen, se alimenten y aprendan a convivir en espacios y situaciones menos regulados que la clase. Esta interrupción servirá también para el cambio a otra materia o actividad o para el traslado a otro salón dentro de la escuela.

Durante el recreo los juegos e intercambios entre ellos varían según la edad, el sexo y las regulaciones institucionales. Según las etapas de evolución física y mental, los juegos  son muy diferentes, aunque poseen factores en común que se reflejan en las actitudes que vamos observando durante el desarrollo del esparcimiento. Sucede que las problemáticas sociales y/o familiares impactan fuertemente en la forma de relación y reacción de cada individuo.

Podemos ver que los chicos juegan con cartas, realizan algún deporte, intercambian figuritas, organizan coreografías, usan muñecos, charlan con otros, leen revistas, escuchan música y también juegan con dispositivos tecnológicos portátiles.  Y para algunas de estas prácticas no hay un límite de edad, de origen socio- cultural o del poder  adquisitivo de sus padres.

Nuestro rol en el recreo es fundamental. Es posible que muchos docentes se sientan recargados con esta responsabilidad, pero sin duda el recreo es un momento ideal para observar y supervisar en silencio y desde un lugar lateral, algunos comportamientos y formas de relación de los chicos. Este examen puede ayudarnos más adelante a intervenir oportunamente ante conflictos interpersonales, a entender qué características de los niños son propias de su personalidad o de un momento determinado y a solucionar problemas de relaciones que permanecen ocultos en el aula.

Los alumnos no solo aprenden dentro del aula sino también en momentos como el recreo en los que se ponen en juego reglas de convivencia. Los docentes podemos utilizar el recreo para:

  • vigilar el correcto desarrollo de los juegos
  • acordar con los niños pautas o reglas sobre el uso del espacio compartido
  • realizar junto con nuestro grupo juegos de integración o didácticos
  • ayudarlos a explorar nuevas opciones de diversión
  • observar y mediar en el uso de la tecnología
  • resolver conflictos
  • analizar situaciones donde ellos resuelven sus propios conflictos
  • estar atentos a comportaminetos abusivos de un grupo de niños por sobre otro
  • charlar informalmente en forma particular o en grupos sobre temas personales o de actualidad
  • fortalecer vínculos entre alumno y maestro

Cada institución organiza los recreos de forma diferente y establece sus normas referidas a la cantidad y tiempo de este espacio y al tipo de juegos o actividades que se desarrollarán en los mismos.

Hoy en día muchas escuelas no permiten que sus alumnos utilicen dispositivos electrónicos o teléfonos celulares -especialmente en los primeros grados-, no solo por el riesgo de que estos se rompan o se pierdan, sino sobre todo, para fomentar el juego y la comunicación interpersonal. Subyace a esta determinación que los chicos actualmente dedican demasiado tiempo al uso de medios tecnológicos de todo tipo y , que en los recreos hay que impulsarlos a que inviertan ese lapso en una actividad diferente.

Por el contrario, las instituciones que se abstienen de regular el uso de estos dispositivos en los recreos, sostienen que es inútil “ir contra la corriente” y que cada uno tiene el derecho de decidir en qué utilizar su tiempo de esparcimiento mientras no afecte a los demás.

Lo cierto es que más allá de las reglas institucionales que tengamos que cumplir, son cada vez más los alumnos que usan elementos tecnológicos en el recreo y para la realización de sus obligaciones, por lo tanto debemos estar atentos a que su uso no se convierta en un abuso de manera que se afecte el intercambio social.

DESCUBRAMOS Y ALENTEMOS LAS APTITUDES NATURALES DE NUESTROS HIJOS

en piano mejor para posteo

Nadie conoce mejor los gustos de sus hijos que nosotros, sus padres. Cuando observamos en ellos una predisposición natural para el desarrollo de algún área temática, un deporte o una habilidad manual o artística, no deberíamos desaprovechar la oportunidad de que los niños se aboquen a ella practicándola regularmente. Ese será el momento ideal para que desarrollen y aprendan una actividad que no solo les será placentera en el corto plazo sino que, además, puede ir orientándolos vocacionalmente para el futuro.

Los especialistas  resaltan la utilidad y los beneficios que les proporciona a los niños la participación en actividades que fueron elegidas a partir de sus habilidades, gustos personales o aptitudes.

No es lo mismo realizar  determinadas acciones cotidianamente tomándolas como una obligación o responsabilidad, que aquellas que desempeñamos y sentimos como un “hobbie”, como una pausa a nuestros compromisos y nos dan placer. Si su práctica se sostiene en el tiempo, en forma regular, y vemos que son los mismos chicos los que se interesan por cumplir con la rutina o entrenamiento requerido por dicha actividad, debemos acompañarlos en este proceso ya que no hay nada más cercano a la felicidad que hacer algo que elijamos, aunque nos imponga sacrificios.

Un niño que se siente a gusto realizando una actividad fortalece su autoestima. Esto  puede suceder con tareas relacionadas con el arte, con la expresión corporal, con el aprendizaje de otro idioma, con un taller literario, con la práctica de algún instrumento musical o un deporte.

Además estas aficiones que pueden ser vistas como pasatiempos en la actualidad,  en un futuro pueden fortalecer el camino para la realización de metas y sueños así como alentar la vocación futura.

Podemos descubrir una predisposición o aptitud natural  si nuestro hijo manifiesta:

 

  • mayor interés en determinada actividad,
  • si pide concurrir más veces por semana o quiere incrementar el tiempo en que realiza la misma,
  • si se esfuerza y se dedica con ahinco en el cumplimiento de tareas relacionadas con dicha actividad,
  • si expresa que quiere dedicarse a eso en un futuro.

 

CUÁNDO RECURRIR AL APOYO ESCOLAR

madre estudiando con hijo

Muchas veces nuestros hijos presentan dificultades para entender alguna materia o les cuesta organizarse para realizar las tareas pedidas; ante esta situación trataremos de ayudarlos nosotros pero si no podemos, quizá convenga recurrir por un corto lapso a un apoyo escolar.

Cuando éramos chicos a todos nos costó comprender algún tema o materia y en algunas oportunidades terminábamos pidiéndoles ayuda a nuestros padres, abuelos o hermanos mayores para hacer la tarea. Esto mismo les pasa a muchos chicos actualmente.

Hay varias razones por las cuales nuestros hijos pueden tener en algún momento inconvenientes para comprender algún contenido de la escuela, más allá de la facilidad o dificultad  natural ante una materia y aun cuando el resto de sus compañeros no presentan estas dificultades:

 

  • Concentración limitada por cortos períodos
  • Agotamiento mental y físico
  • Mala base de años anteriores
  • Sensación de apetito o sueño
  • Problemas emocionales ocasionales o de conducta
  • Desorden en sus cuadernos o carpetas
  • Desinterés por el tema

 

Para poder ayudarlos primero debemos conocer la verdadera causa de sus dificultades, y para ello tendremos que hablar con el docente o el gabinete psicopedagógico de la escuela.

Obviamente no nos posicionamos de la misma forma si el problema es detectado desde la escuela que si lo notamos nosotros en nuestro hogar, ya que puede suceder que el niño trabaje bien en el aula y sin embargo, presente estas dificultades en casa. Es allí donde podemos tomar la decisión de brindarles un acompañamiento escolar.

Este apoyo debe cumplir con nuestras expectativas como padres, pero también debe ayudar verdaderamente a nuestros hijos.

Hay varias posturas a favor y en contra de un apoyo escolar guiado por un docente o cuando este es impartido por nosotros, ya que este niño puede requerir una ayuda exhaustiva, específica y constante o simplemente puede darse en algunas oportunidades para la realización de determinadas consignas.

Es importante sentarnos con los niños y observar si su conflicto está basado en una falta de comprensión e interpretación de las pautas pedidas para una determinada tarea, si el tema al que se refiere la misma no es de su agrado o no lo entiende en sí mismo o si la dificultad es aún mayor y requiere hasta una consulta con otros especialistas de la educación para orientarnos mejor sobre cómo actuar.

Si decidimos emprender esta labor nosotros mismos debemos  pautar un horario determinado, un día específico y hasta un lugar preciso del hogar para sentarnos y ayudarlos. Otro punto importante a tener en cuenta es que el vínculo que tenemos con nuestros hijos no cambia en este momento y,  puede ocurrir que ellos quieran negociar con nosotros una ayuda mayor o no acepten un límite determinado.

Si buscamos la ayuda de un profesional todas estas cuestiones anteriores quedan remediadas, pero debemos enfocarnos en detectar cuál es el vínculo que nuestros hijos entablaron con este docente, puesto que las emociones pueden influir trascendentalmente para la motivación o el rechazo hacia aquello que queremos lograr.

Es imprescindible hacer un seguimiento cercano y evaluar si hay o no avances en nuestros hijos. Por otro lado, es deseable que la ayuda escolar no se transforme en una tutoría permanente ya que los chicos se acostumbrarán a que el profesor o maestro particular “piense” por ellos, alejando la posibilidad de que de a poco puedan resolver las dificultades por sí mismos.

 

 

¿Qué valor tiene el juego en la vida de nuestros hijos?

jugamos

¿Quién no ha deseado de niño tener más tiempo para jugar? Cuando éramos chicos no había mejor premio que el permiso de nuestros padres para ir corriendo al cuarto, patio o plaza para encontrarnos con nuestros juegos y juguetes o salir a andar en bicicleta por la manzana de nuestra casa.

La excusa para ir a jugar podía ser cualquiera, desde haber terminado de hacer la tarea, hasta haber ayudado a poner la mesa.

Podíamos entretenernos solos o con amigos y, cuando éramos muy pequeños, era maravilloso que nuestros padres o abuelos jugaran con nosotros.

Aún hoy, para los chicos jugar es una de las actividades más placenteras.

Seguramente, al observarlos pensamos que pasan mucho tiempo con la play station o la PC, y que sería mejor que hicieran algún deporte o interactuaran más con sus amigos. Lo importante no es el tipo de juego, sino EL JUEGO en sí mismo y que este no se convierta en adictivo.

La actividad lúdica es muy importante ya que por medio de ella se aprenden rutinas, reglas, turnos para intervenir con lo cual se ejercita la paciencia, se incorporan normas de convivencia, se experimenta tanto la sensación de triunfo como la de derrota alternativamente, se conocen nuevos amigos, etc.

En otros tiempos el JUEGO como actividad en sí misma, no era valorado ni analizado; de hecho, hasta podía ser considerado “una pérdida de tiempo”. Sin embargo, la psicología pudo usarlo como herramienta para investigar e interpretar conductas y, la educación, decidió rescatarlo como medio auxiliar para la transmisión de contenidos.

El juego es el lenguaje por excelencia de los niños. Ellos juegan por varias razones:

  • para entretenerse
  • para repetir una acción
  • para explorar su entorno
  • para expresar sus deseos, fantasías o temores
  • para compartir tiempo con otros,
  • por placer

El juego siempre tiene un sentido. Ya sea con una simple pelota o con el mejor dispositivo tecnológico, ayuda a exteriorizar diversas situaciones emocionales.

La actividad lúdica enriquece la imaginación, fortalece el lenguaje, mejora la creatividad, promueve el desarrollo de habilidades y estimula los sentidos.

Si vemos como espectadores el entretenimiento de nuestros hijos podremos conocer  cómo se relacionan con los adultos y con sus pares, qué rol ocupan en determinado grupo, si interpretan reglas y cuáles son sus gustos.

Dispongamos de un rato para jugar nosotros también, para ponernos en el lugar de los chicos, para pasar más tiempo con ellos y aprender a conocerlos, fortaleciendo nuestro vínculo afectivo .

LA CREACIÓN DE LA BANDERA ARGENTINA

bandera-argentina-bandera-argentina-rdaestudio.blogspot.com_

Cada 20 de junio los argentinos conmemoramos el aniversario del fallecimiento de Manuel Belgrano, ilustre prócer que creó y enarboló por primera vez nuestra bandera el 27 de febrero de 1812  a orillas del  Río Paraná.

Belgrano fue un verdadero héroe.  En sus apenas 50 años de vida fue estadista, economista, abogado, militar y como si fuera poco, el creador del mayor símbolo de pertenencia nacional: LA BANDERA.

Es que a pesar de haber sido elegido para llevar adelante varias misiones militares, nuestro admirado Belgrano era un defensor acérrimo de la independencia de los pueblos y de los hombres. O sea, era un argentino y patriota con todas las letras.

Todos conocemos desde chicos la historia de la Creación de la Bandera, aprendimos que el Gral. Belgrano participó de la Revolución de Mayo, que peleó en varias batallas, que llevó adelante hazañas como el Éxodo Jujeño y hasta sabemos de su muerte sumergido en la pobreza, pero lo que no conocemos son todas aquellas contrariedades que atravesó hasta que el gobierno aprobara la creación de nuestra insignia patria. Al respecto, citamos un fragmento de la carta que le enviara a las autoridades del gobierno.

Los problemas eran varios: si bien el 25 de Mayo de 1810 los criollos logramos gobernarnos por nosotros mismos, no declaramos la independencia respecto de España, pero comenzamos un período de batallas y afrontas conocidas como Guerras por la Independencia.

Dichas batallas en realidad generaron gran confusión, ya que los revolucionarios de mayo habían alcanzado el gobierno del Cabildo asegurando lealtad al rey español Fernando VII y afirmando que sería un gobierno provisorio hasta su retorno al trono, pero el verdadero propósito era la libertad de los pueblos.

Durante 1811 y principios de 1812 nuestros soldados combatían con los europeos usando el pabellón español, lo cual era una brutal contradicción. Ante esta situación, y conociendo los verdaderos planes de independencia, Belgrano le escribe al Triunvirato reclamando el uso de un distintivo patrio propio y la respuesta obtenida fue la aprobación para el uso de una escarapela que debía tener los colores blanco y azul-celeste, ya que estos eran los utilizados por la familia real.

Belgrano fue más allá y decidió confeccionar un paño con estos colores, y para hacer propio este símbolo le pidió a sus soldados que le juren lealtad presentando a la que hoy es nuestra Bandera como un elemento de Independencia, Libertad y Soberanía. Este fragmento forma parte de la comunicación que le envió al gobierno nacional:

Excmo. Señor,

En este momento, que son las seis y media de la tarde, se ha salva en la batería de la Independencia, y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición.

He dispuesto para entusiasmar las tropas y á estos habitantes, que se formen todas aquellas, y las hablé en los términos de la copia que acompaño.

Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste, conforme á los colores de la escarapela nacional: espero que sea de la aprobación de Vuestra Excelencia.

Rosario, 27 de febrero de 1812. Excmo. Señor,

Manuel Belgrano.

El hecho de que Belgrano escribiera “blanca y celeste” y no “celeste y blanca”, es considerado por algunos autores para afirmar que esa bandera tenía dos franjas horizontales, una blanca arriba y otra celeste abajo; y por otros como blanca, celeste y blanca. La distribución blanca y celeste coincide con la escarapela de borde blanco y fondo celeste que aparece en el retrato de Francisco Ortiz de Ocampo existente en el Museo Histórico Nacional en Buenos Aires.

Pero el 3 de marzo de 1812 el Triunvirato prohibió al general Belgrano utilizar la bandera de su creación, por razones de política internacional. Belgrano desobedeció este pedido, decidió no seguir con la mentira de lealtad a España, y se ganó la enemistad de gente poderosa de la época que lo destituyó de misiones importantes y lo designó en todas aquellas tareas difíciles de realizar.

Por más que llevó al triunfo a sus tropas y ejércitos en varias oportunidades, su actitud no había caído bien y nunca más fue tan valorado como antes.

A riesgo de esto y sin miedo a morir sin un reconocimiento glorioso, nuestro prócer siguió adelante.

Fue impulsor de la educación pública, donó sus sueldos para la creación de escuelas, se expresó a favor de la igualdad, se comprometió con el periodismo, expresó preocupación por el medioambiente y fue un ferviente defensor de los derechos humanos. Y aún así, en sus minutos finales de vida debió pagarle al médico por sus servicios con el reloj por no tener dinero alguno.

Belgrano no fue estimado en sus tareas y debió soportar que ocultaran la bandera creada por él hasta después de la Declaración de la Independencia de 1816.

La Bandera Nacional es un símbolo de nuestra querida Nación, que hoy, luego de casi 200 años, nos recuerda a Manuel Belgrano y con él a todos aquellos Hombres que dedicaron su vida a forjar nuestra Patria.

La formación de hábitos de higiene en los más pequeños

cepillandose los dientes

Una de las tareas más arduas que tenemos los padres es inculcar en nuestros hijos la formación de determinados hábitos como, por ejemplo, el aseo personal y la higiene de los espacios compartidos. Esta acción comienza en casa con nuestro ejemplo y con diferentes formas de promover en los niños actitudes responsables.

Obligar a los chicos a realizar determinadas tareas parece una misión imposible. Sin embargo, si trabajamos en el aspecto positivo de las mismas y las mostramos como actividades “divertidas” la obligación se transformará en hábito.

Las emociones juegan un papel muy importante cuando somos pequeños y si hay algo que se impone de mala manera o el cerebro  asocia con algún recuerdo negativo, modificarlo será una tarea muy difícil.

¿Cuántas veces llamamos a los chicos a lavarse las manos, cepillarse los dientes o a bañarse? Y, ¿cuántas terminamos haciéndolo en forma de reto o amenaza? Esta forma de actuar no nos ayuda ni a ellos ni a nosotros.

Actualmente vivimos en una sociedad inclinada hacia un pensamiento más eco-responsable y saludable y esto hace que veamos constantemente publicidades en la calle o TV que indican dónde tirar la basura, qué asientos están reservados para embarazadas o personas mayores en el transporte público o acciones cotidianas influyen en los buenos hábitos y costumbres.

Todas estas son herramientas que podemos usar en nuestro favor. Al ir caminando por la calle podemos mostrarles a los más pequeños aquellas señales de las que nos interesa hablar y así empezar a generar un hábito. Entonces cuando vemos un tacho de basura y logramos que nuestro hijo tire el papel de su golosina en él podemos felicitarlo y mostrarle que ayudamos a que la vereda se vea más limpia.

En cuanto al aseo personal, la gran variedad de productos en el mercado nos ayudan a hacer más atractivos los elementos para la higiene personal: cepillos de dientes diseñados vistosamente, pastas dentales para los más pequeños con gustos y sabores frutales, jabones líquidos que hacen espuma y burbujas de colores para disfrutar del baño, son algunas de los aliados para que los más pequeños disfruten de la hora del baño. Animarlos a adivinar el sabor con que se lavarán hoy o dejarlos elegir qué personaje quiere que le “cuide” sus dientes es una buena forma de animarlos a desarrollar este hábito.

Lavarse las manos antes de comer o después de jugar es otro de los típicos problemas de todos los días y sin embargo es otro de los hábitos fundamentales para el cuidado de la salud.

Podemos pintarnos las manos y luego agarrar un alimento dejándolo bien manchado y mostrar que si comiéramos eso nos haría daño porque está lleno de pintura y que lo mismo pasa con los gérmenes y bacterias que causan enfermedades. También podríamos inventar algún cuento donde los personajes son pequeños seres que no se ven a simple vista y que se aprovechan de su tamaño para esconderse en nuestro cuerpo y lastimarnos.

El fin último de estas acciones es inculcar el valor de la higiene y que no aparezcan como hechos repetitivos, aburridos y obligatorios “porque sí”. De esta forma, más allá de la conveniencia de llevar a cabo cada una de las acciones relacionadas con el aseo personal y el cuidado del medio ambiente, éstas se irán transformando día a día en hábitos.

¡Tengo muchas pruebas y no sé como estudiar!

chico_aburrido1

Llega mitad de año y con ella la agenda de nuestros hijos se llena de anuncios de evaluaciones. Muchos chicos se organizan solos pero otros se abruman y no saben cómo estudiar. ¿Cómo podemos ayudar desde casa ante esta situación?

En esta época del año son muchos los chicos que llegan a casa pidiendo ayuda para estudiar, ya que es el momento del año cuando los docentes evalúan la primera parte del ciclo lectivo.

El problema se vuelve más complejo cuando las fechas de las pruebas son muy próximas entre sí. Entonces, ¿cómo ayudamos a nuestros hijos en la organización del estudio y en la planificación del tiempo para la práctica de cada tema?, ¿qué materia  deben preparar primero?, ¿a cuál dedicarle más tiempo?, ¿cuál es la más compleja?; estas y otras preguntas, a veces angustiantes, surgen antes de un período de pruebas.

Partamos de la base de que las maestras y profesores han seguido un criterio lógico para fijar entre ellos las fechas de las evaluaciones y, al mismo tiempo, han considerado que para algunas pruebas los alumnos solo deberán fijar los contenidos ya trabajados en clase con ejercitación mientras que para otras deberán utilizar la memoria para recordar datos o acontecimientos. Si esto es así, los padres solo deberíamos acompañar a nuestros hijos en la organización del estudio planificando horarios, y en la medida en que ellos nos lo requieran, en la comprobación de los contenidos aprendidos, “tomándoles la lección”, pero siendo conscientes de que de a poco debemos dejar que lo hagan de forma más independiente.

Conviene tener en cuenta tres momentos claves en este período: la preparación antes de la prueba, las acciones realizadas el día de la misma y la actitud posterior a ella.

Es muy importante en la primera instancia leer la información que llegó desde la escuela: conocer el temario, saber qué se evalúa, identificar si la evaluación es sobre los contenidos del bimestre, si sólo abarcan una parte de ellos o si es una prueba que integra los temas de toda la primera parte del año escolar; si la nota se volcará directamente en el boletín o si será promediada con otras. También es fundamental conocer si será realizada en forma escrita u oral, ya que si nuestro hijo posee alguna dificultad para expresarse en público debemos enfocarnos más en ese punto.

A partir de este momento tenemos que sentarnos para hablar con ellos y saber si le “tiene miedo” a alguna de las materias, comparar las notas anteriores de esa área, reflexionar sobre lo que sí sabe a partir de lo escuchado en clase y diagramar los horarios semanales para acompañarlos y si es necesario, supervisar que lo estén haciendo bien.

Si tenemos alguna duda o necesitamos orientarnos para ayudarlos, podemos hablar con el docente para que nos dé algunos consejos sobre cómo nos conviene intervenir.

Para el día de los exámenes debemos asegurarnos de que los chicos hayan dormido la cantidad de horas necesarias, no vayan a la escuela sin desayunar y que sientan confianza en sí mismos porque se han preparado para un buen rendimiento.

Una vez finalizadas las evaluaciones, les preguntaremos cómo creen que les fue, cómo se sintieron durante el examen pero luego de esto no conviene que mostremos ansiedad por el resultado numérico hasta que ellos nos lo digan. Si cuando llega el momento de la devolución de la evaluación, la calificación no fue la esperada y el niño se siente abatido debemos tranquilizarlo diciéndole que ya habrá posibilidad de recuperar o de levantar la nota. Podremos contarle alguna experiencia similar vivida por nosotros en nuestra vida de estudiantes que al día de hoy recordamos como un traspié que tuvo buenos resultados a futuro. También conviene revisar la evaluación para que el niño y nosotros tengamos idea del tipo de error y de la forma de calificación para no cometer los mismos errores en la siguiente oportunidad.

Todas estas estrategias se complementan con el monitoreo del hábito de estudio que está llevando nuestro hijo, o sea, el comprobar  que esté cumpliendo con la tarea a tiempo y si está copiando todo del pizarrón, por ejemplo. Si ayudamos a fomentar un hábito de estudio y nos comunicamos con los docentes cuando vemos situaciones problemáticas relacionadas con el estudio, será más fácil superar las situaciones de examen sin estresarnos o presionarlos para que logren alcanzar un buen rendimiento académico.

 

¿La televisión, también puede ser educativa?

oso en tv mejor para posteo

No cabe duda de que la principal función de la televisión es  entretenernos  y  mantenernos  informados  de lo que pasa a nuestro  alrededor y en el mundo, en este preciso instante.  Pero también, dentro de la amplia gama de canales de aire y de cable existentes, se ofrecen  cada vez con más frecuencia, algunos especialmente dirigidos a los niños. Estos persiguen un propósito educativo o expresan un alto contenido formativo.  A través de ellos los niños pueden conocer otras culturas, aprender manualidades o artesanías, ponerse en contacto con otros idiomas,  practicar canciones, y sobre todo,  enriquecer la experiencia de cualquier aprendizaje haciéndolo más ameno y ágil. ¿Quién no ha hecho zapping por originales y divertidos programas –incluso para los adultos- en los que se enseña  a los niños ciencia de forma entretenida a partir de experiementos caseros o a dibujar siguiendo ingeniosas instrucciones?

Más allá de los tradicionales embates en contra de los efectos en los niños de la “caja boba”, tal como se conoce a la TV, ¿podemos pensar entonces que la televisión utilizada en forma inteligente también educa?

Las opiniones son diversas. En todas las épocas la televisión enseñó. Quizás no concordaban sus contenidos con los difundidos por los maestros y profesores en las escuelas, pero sí enseñaban cuál era el pensamiento social ante un determinado tema, las tendencias culturales o las costumbres más sobresalientes.

Algunos consideran que décadas atrás la televisión era más formativa porque había programas que resaltaban valores familiares y barriales o en los que los chicos eran premiados por sus saberes.

Por otro lado, también se ha aprovechado la llegada masiva de los programas de TV  para poder formar a la población en algún aspecto específico: por ejemplo, la prevención de enfermedades. En algunos países como en Brasil,  en los guiones de las novelas más vistas se han incorporado temáticas sociales en la trama ficcional a través de un diálogo en el que un personaje le aconsejaba a otro  cómo no dejar acumular el agua en los baldes para prevenir el dengue.

Lo cierto es que la información resulta más atractiva, especialmente a los niños,  cuando algún personaje descubre o explora algo nuevo en sus aventuras, o juega con sus amigos mientras realiza inventos. Algunos buenos ejemplos son: “Dora, la exploradora” o “Jimmy Neutrón”.

A su vez esta experiencia se vuelve sumamente relevante cuando en la escuela los maestros utilizan algunos de estos materiales (bien conocidos por los chicos) para explicarles algún contenido didáctico nuevo.

A nivel mundial esta tendencia se hace cada vez más común.  Y navegando en internet se pueden encontrar páginas web que recomiendan links de canales gratuitos donde se emite contenidos educativos (además de los ya famosos documentales) o videos educativos armados por los propios alumnos para explicar temas escolares.

De esta manera, podríamos afirmar que TV puede ser utilizada como un medio educativo, bajo la estricta supervisión de los padres y docentes.