El paso del jardín de infantes a la escuela primaria

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El pasaje del jardín de infantes a la primaria es uno de los primeros acontecimientos trascendentes que experimenta un niño.  Tanto el pequeño como sus padres vivirán este momento con incertidumbre y ansiedad ya que serán muchos los cambios: nuevo edificio, otros compañeros, más responsabilidades, horarios  y consignas más estrictos, reglas para cumplir y mucho por aprender…

Algunos niños se adaptan rápidamente a la nueva escolaridad pero a otros les lleva más tiempo y en ocasiones  pueden surgir peleas con sus nuevos compañeros, resistencia a cumplir consignas, terrores nocturnos, y en algunos casos más graves, enuresis y ataques de pánico. La rápida intervención de los maestros y el acompañamiento adecuado de padres y especialistas permitirán la evolución favorable de estos síntomas. Acompañar a nuestros hijos en esta transición es necesario para su mejor adaptación. También será fundamental mantener una comunicación fluida con los maestros.

En el caso de que el niño comience primer grado en un nuevo colegio, el planificar una visita a la nueva institución unas semanas o días antes del comienzo de clases será de gran ayuda para su adaptación.

En el jardín de infantes, las pautas son más flexibles y hay un acompañamiento personalizado por parte de la maestra, mientras que en la escuela primaria, el niño debe adaptarse a normas, horarios y consignas más estrictos. Los maestros de primer grado suelen utilizar las primeras semanas para ir familiarizando al niño con  las nuevas rutinas como por ejemplo entrar al aula en orden, no interrumpir a un compañero mientras habla, ordenar los útiles en el banco o pupitre, entre otras. Se intentará que el cambio no sea brusco y será necesario que el maestro insista y repita las nuevas reglas para lograr que con el correr de los días estas se cumplan. Todo lo que hagan el maestro o maestra para suavizar esta transición será de gran ayuda.

Generalmente, una de las primeras actividades de integración está relacionada con la formulación de un reglamento interno -a la medida de pautas de convivencia -, que  producirán  los niños conjuntamente con la maestra sobre la base de lo que se puede y no se puede hacer en el aula y en espacios comunes.

No cualquier docente puede desempeñarse como maestro de los años iniciales; es necesario que combine firmeza con afecto, rigidez con tolerancia, cariño con determinación.

Algunos testimonios de docentes que se desempeñaron durante mucho tiempo como maestras/os iniciales  opinan que no es necesario que el cambio sea abrupto y que se pueden continuar con algunas de las rutinas del jardín:

“Como docente inicial y de primaria, tuve la maravillosa oportunidad de estar a cargo varios años de primer grado. Durante ese tiempo me encantó trabajar la transición y la adaptación entre una etapa y otra. Los chicos me preguntaban: ´¿Por qué las señoritas en la primaria dejan de cantar o por qué ya no juegan con nosotros en el patio, por qué ya no compartimos la merienda, por qué no hacemos la ronda para contar lo que hicimos durante el fin de semana?’. Por eso, disfruté al continuar realizando con mis alumnos el trencito para trasladarnos del patio al aula, de cantar antes de comenzar una actividad, de tomar mate mientras contaban sus aventuras en familia, de hacerles cosquillas mientras tenían un ratito de descanso y de dar un tiempo libre a pura música y baile al llegar el viernes. Considero que los chicos pueden disfrutar de su crecimiento y su educación sin perder la oportunidad de cantar, jugar, compartir, conversar y divertirse. Esta es la mejor receta para que tengan un excelente vínculo con el aprendizaje y así puedan aprender lo que deseen”.

El desorden del cuarto de los chicos. Cuándo y hasta dónde intervenir

foto para orden en el cuarto

 

Lograr que los chicos ordenen su cuarto puede transformarse en una tarea muy resistida. ¿Cuándo es necesario pedirles que ordenen su cuarto?  ¿Hasta qué punto debemos insistirles y qué hacer cuando no nos obedecen?

Ser ordenados facilita muchas actividades de nuestra vida ya que, en una primera instancia, nos permite encontrar más rápidamente nuestros objetos personales y otros de uso común entre los miembros de la familia.

Cabe aclarar que en el hogar la idea de orden suele estar asociada a la de limpieza y en ocasiones algunas madres llegan a transformar esto en una obsesión. Pero sin llegar a tales extremos, si bien en el momento del juego permitimos que los chicos desparramen sus juguetes por su cuarto u otros espacios de la casa, un entorno ordenado y limpio es ideal para que los chicos descansen, estudien y hagan la tarea.

Muchos especialistas insisten en que un orden exterior reflejaría un orden interior; una persona desordenada en su entorno rara vez es ordenada con sus ideas o acciones. En reglas generales, un orden exterior predispone a una organización intelectual que lleva a la atención, a la concentración necesaria para el estudio.

El colegio siempre ha sido promotor del orden; orden en la fila antes de entrar al aula, en los útiles, en la mochila, en los horarios de estudio y recreo, en la llegada temprano a clase, etc.

Es lógico que naturalmente seamos desordenados, pues para hacer orden es necesario un esfuerzo de clasificación. Hay que dedicar tiempo extra para ordenar y a los chicos muchas veces les da pereza hacerlo.

Como mencionamos anteriormente, los padres tenemos que tener cuidado con no “pasarnos de rosca” a la hora de exigir orden. Por un lado debemos distinguir las zonas comunes en el hogar -pasillo, cocina, comedor, baños- y por otro lado el cuarto de nuestro hijo, o sea su espacio privado o compartido por otros hermanos. En las zonas comunes, toda la familia contribuirá a cuidar el orden, pero el cuarto de nuestro hijo debería convertirse en ámbito de su responsabilidad, en el lugar donde  ponga en práctica el orden de sus objetos.

Muchos padres desean que el cuarto de su hijo esté tan ordenado como, por ejemplo, el living. Ante la negativa o  resistencia de los chicos, comienzan los gritos y las amenazas que superan lo razonable y producen desgaste entre padres e hijos.

Por otro lado, hacerle siempre la cama, ordenar su ropa y sus juguetes no lo ayudará a ser ordenado. Deberíamos enseñarle a disfrutar de los beneficios del orden para que él tome la iniciativa a medida que crezca, aunque sabemos que es una tarea difícil.

Sobre la base de algunas experiencias, compartimos algunos tips para que los chicos valoren los beneficios de mantener el orden de sus objetos personales  y de su cuarto:

Que lo haga él y no vos

Una de las reglas principales es no ordenar por ellos. Muchas madres o padres van atrás de su hijo ordenando lo que él o ella dejan tirado. De esta forma fomentamos la “ley del menor esfuerzo”. El pensamiento que hay que evitar es: “Prefiero hacerlo yo a ponerme a discutir con él para convencerlo de que ordene”. Ordenar juntos, en donde ambos pongan manos a la obra y luego termine el chico parece ser una alternativa intermedia interesante.

Cajas, cajones y armarios

Es importante contar con armarios, cajones, cestos, bibliotecas y cajas para que cada cosa tenga su lugar. En muchos casos las cajas de cartón son una gran ayuda; éstas se pueden decorar forrándolas con papeles decorativos. De esta forma, sin necesidad de ser obsesivos, los niños pueden colocar todos los juguetes en un mismo canasto, todos los libros en una pequeña biblioteca, toda la ropa en un cesto, y así sucesivamente.

Cada tanto…tirar!

Para ordenar hay que tener espacio. Muchos cuartos se caracterizan por la acumulación de juguetes inservibles, rotos y muchos armarios están llenos de ropa que ya no se usa. Regalemos los juguetes que no se usen, siempre y cuando estén en buenas condiciones. Las navidades son una gran oportunidad, pero durante todo el año muchas instituciones de ayuda a barrios carenciados recibirán con los brazos abiertos ropa o juguetes.

Horario acordado para limpiar y ordenar

En muchas familias es de utilidad fijar un día de la semana para hacer orden y limpieza en forma más profunda, por ejemplo, el sábado por la mañana. El hacerlo con regularidad va generando el hábito. Durante la semana podemos poner como objetivo ordenar el cuarto antes de la cena, así está listo para ir a dormir a la hora prevista en caso de que al otro día nos tengamos que levantar temprano para ir al colegio.

Jugar a ordenar

Por último, para los más chicos, en la edad de jardín, se puede aplicar la tradicional técnica de jugar a ordenar, siempre con una sonrisa que los estimule a realizar algo divertido, y que puede estar acompañado de la canción que muchos ya conocen: “a ordenar….a ordenar…. cada cosa en su lugar….”.

Porque de eso se trata

Bullying: El hostigamiento escolar

hostigamiento escolar

Mi hijo se resiste a ir al colegio cada vez más frecuentemente, dice que le duele la panza, la cabeza; a veces le sudan las manos antes de entrar; no tiene amigos, lo noto triste y angustiado y cuando le pregunto si le pasa algo, me evita. ¿Estará siendo víctima de bullying u hostigamiento o acoso escolar?

El acoso u hostigamiento escolar – en inglés bullying- incluye cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico que se produce entre compañeros de colegio de forma reiterada a lo largo del tiempo. La más común es la violencia emocional y se puede dar en el aula o en el recreo.

Las conductas de acoso escolar manifiestan desprecio, falta de respeto y desconsideración por la dignidad del niño hostigado; se lo ridiculiza y se lo burla. Con ellas el acosador pretende presentar una imagen distorsionada de la víctima, cargada negativamente. No importa lo que haga la víctima, todo es utilizado para inducir el rechazo de los otros que se pueden sumar al grupo de acoso de manera involuntaria.

Las prohibiciones de participar del equipo de fútbol o de formar parte de algún juego, de hablar o comunicarse con otros, o de que nadie le hable, apuntan a un intento por quebrar la relación social del niño.

Otras acciones del acoso pueden incluir que la víctima realice acciones contra su voluntad. Los que acosan son percibidos como poderosos, sobre todo por los demás que presencian el doblegamiento de la víctima.

En muchas ocasiones el acosador mediante ese comportamiento busca obtener el reconocimiento y atención de los demás, desarrollando un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros. Con frecuencia el niño que acosa suele estar rodeado muy rápidamente de un grupo de acosadores que se suman y proyectan en el acosador principal una imagen de líder sobre el resto de sus compañeros. Muchas veces estas acciones coercitivas van in crescendo  y son manejadas secretamente por el grupo, lo que hace que tanto  maestros como familiares tarden o no lleguen a identificar  este tipo de conductas abusivas.

Es común que el acosador responsabilice de su conducta a la víctima, alegando que fue ella quien lo provocó o molestó previamente y así no refleja ningún tipo de remordimiento sobre su conducta.

La figura del acoso en general es difícil de detectar ya que está oculta y genera entre los niños una negación del conflicto puesto que el maltrato casi siempre se produce en secreto.

Es común que un chico víctima de un acoso escolar, viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida diaria.

Si bien en muchas ocasiones los padres advertimos  en nuestro hijo o hija señales como desgano por ir al colegio o bajo rendimiento escolar, no logramos interpretarlos correctamente o nos negamos a aceptar el problema. En ocasiones le ocurre a algunos  maestros, quienes por falta de formación específica, no logran identificar los casos de acoso escolar en una etapa temprana.

Sería de mucha ayuda que padres y maestros trabajemos juntos para investigar –si fuera necesario- qué tipo de situaciones y relaciones entablan nuestros hijos con el resto de sus compañeros. La violencia emocional siempre deja secuelas en quien la experimenta y una situación no detectada a tiempo hará que un niño víctima de bullying sufra innecesariamente en el colegio y eso impacte negativamente en su rendimiento escolar. Nuestro grado de intervención dependerá del diagnóstico que hagamos respecto a la intensidad de cada situación.

Los niños, no tienen la madurez necesaria para comprender el grado de sufrimiento que pueden causar a sus compañeros, ayudarlos y observar su desempeño en el colegio forma parte de nuestra tarea como padres.

Desarrollar y valorar la imaginación

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Ayudar a nuestros hijos a desarrollar y valorar su imaginación les brindará la posibilidad  de ser  personas creativas e innovadoras a lo largo de su vida.

Un adulto innovador fue seguramente un niño que tuvo libertad y estímulo para imaginar, para ser creativo. Todas las profesiones actuales necesitan -cada una a su medida-, una cuota importante de creatividad. Y en el futuro, la creatividad aplicada a la tarea será una característica esencial para cualquier trabajo. La imaginación y la creatividad serán necesarias para que las posibilidades abiertas por la tecnología resulten en una mejor calidad de vida. La educación y formación en innovación día a día se va abriendo paso dentro de los objetivos curriculares del sistema educativo.

Encontrar patrones y tendencias y luego sintetizar e interpretar lo que se ha percibido corresponde al ámbito de la imaginación. La imaginación toma elementos antes percibidos y experimentados y los transforma y relaciona para encontrar –por ejemplo- soluciones a problemas nuevos o no resueltos.

Algunas actividades que pueden ser disparadoras y canalizadoras de la creatividad de nuestros niños son:

Invitarlos a cerrar los ojos e imaginar aventuras, situaciones posibles o disparatadas, escenarios fantásticos, lugares maravillosos teniéndolos a ellos como protagonistas, es una actividad motivadora. Las vacaciones son un tiempo ideal para hacerlo ya que podemos tirarnos sobre la arena o el pasto y comenzar a imaginar…

¿Cómo sería un viaje imaginario a una tierra lejana? ¿Qué obstáculos afrontaríamos en una travesía por el mar? ¿Qué encontraríamos si viajáramos al centro de la Tierra? ¿Qué elementos deberíamos tener para sobrevivir en una isla desierta? ¿Dónde nos ocultaríamos de animales salvajes o monstruos marinos?

Otra manera de estimular la imaginación es a través del dibujo. Esta actividad tiene una importancia central en el desarrollo de la imaginación ya que al dibujar estamos obligados a observar. Toda expresión pictórica o plástica es una interpretación de la realidad y una línea en un papel puede significar un camino, un horizonte o la superficie de una mesa. En el dibujo ponemos nuestra imaginación en juego cuando nos enfrentamos con una hoja en blanco.

Una de las virtudes de los niños es la espontaneidad; de adultos nos vamos reprimiendo y muchas veces también perdemos la capacidad de improvisación por miedo a parecer ridículos. En el ámbito de juzgar las nuevas creaciones interviene como siempre la subjetividad. Al mostrar sus obras los chicos no necesitan tanto nuestra opinión sino una valoración de que apreciamos el tiempo que le dedicó a esa actividad creadora.

Las manualidades son otro campo propicio para la imaginación. Deberíamos tener siempre al alcance alguna cartulina de color, papeles, lápices, alguna témpera y darles un lugar especial para que desarrollen su creatividad. El orden excesivo y la obsesión por la limpieza, haciendo una tragedia cuando algo se desordena o ensucia no es un buen aliado de la creatividad. Destinar un espacio de la casa para que trabajen les permitirá a los chicos encontrar esa libertad que necesitan para crear.

Los niños son muy susceptibles a las críticas. Es muy importante darles seguridad, no despreciar sus ideas, prestarles atención, confiar en sus potencialidades, elevar su autoestima y valoración para que ellos defiendan sus iniciativas aunque no coincidan con las opiniones de los demás. Un chico puede comenzar a perder su capacidad creativa y su originalidad por miedo a ser diferente. Debemos respetar sus iniciativas pero, a la vez, enseñarle a respetar la de los demás.

La lectura de cuentos a nuestros hijos en todo momento –y no solo a la hora de conciliar el sueño- nos ayudará a generar un vínculo muy cercano con ellos y desarrollará a la vez su fantasía ya que mientras escuchan tienen que concentrarse en la historia y completar el cuadro con su mente. También podemos ensayar –antes de terminar el cuento- varios finales, sugiriendo que piense él cómo podría seguir la historia.

Enseñándole a cuidar el medio ambiente

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El medio ambiente es el entorno natural en el que se desarrollan los seres vivos -como los vegetales y animales- y donde se desenvuelve  la vida y comportamiento de los hombres: la sociedad, la cultura, la industria, las tradiciones.

Hoy el medio ambiente está en peligro y la principal amenaza es el cambio climático directa o indirectamente provocado por la actividad humana.

El “cambio climático” -según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático- altera la composición de la atmósfera mundial y se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables. Se trata del problema ambiental más importante al que se enfrenta la humanidad.

WWF – World Wildlife Fund (Fondo Mundial para la Naturaleza) define como cambio climático peligroso al aumento de la temperatura media de la superficie global por encima de los 2 º C

Según la Fundación Vida Silvestre Argentina, el cambio climático ya es un hecho real, más allá de cualquier incertidumbre científica. El aumento global promedio de temperatura ya se encuentra en los 0,8ºC (en relación a los registros del último siglo). Las principales causas han sido la quema de combustibles fósiles y los cambios en el uso de la tierra, que han liberado dióxido de carbono (Co2)y otros gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, desde el inicio de la revolución industrial en el siglo XVIII. En consecuencia, ya enfrentamos pérdida de biodiversidad, derretimiento de glaciares, fenómenos climáticos extremos, acidificación de océanos, cambios en los hábitats, entre otros impactos. Estos efectos colaterales repercuten en las comunidades, afectando gravemente a 325 millones de personas, causando 300 mil muertes y generando pérdidas de US$ 125 mil millones por año, en todo el mundo. Las consecuencias actuales del cambio climático son severamente preocupantes, pero a una temperatura global promedio de 2ºC a 3ºC, los impactos proyectados serán aún más peligrosos e irreversibles.

Así, el ecosistema – cada área que comprenda una comunidad de seres vivos que tienen sus procesos vitales interrelacionados y que permiten su subsistencia en relación con el suelo, el aire, el agua y la luz-  se sentirá progresivamente afectada en alguna medida con el cambio climático.

Por eso un comportamiento ecológico permitirá proteger los recursos del medio ambiente para garantizar la subsistencia presente y futura de todos los seres vivos. El cuidado del medio ambiente y un comportamiento ecológico de preservación deben constituirse en la preocupación de la sociedad en su conjunto: familia, instituciones escolares , gobiernos nacionales y provinciales.

En esta edición vamos a tratar dos aspectos importantes: el ahorro de energía y el cuidado de la biodiversidad.

 

El ahorro de energía: la electricidad y el agua:

La energía a nivel mundial es escasa. Una buena práctica en el hogar es enseñarles a nuestros hijos a apagar la luz de los ambientes en los que no se necesita, en no dejar aparatos eléctricos encendidos y sin uso –ni siquiera en stand by ya que de esa forma continúan consumiendo energía-, en apagar las computadoras,  en reemplazar las lamparitas de filamento por las de bajo consumo, en utilizar cuando se pueda luz natural en lugar de artificial.

El agua dulce es un recurso no renovable si no se utiliza racionalmente por eso:

– Cerremos la canilla cuando nos lavamos los dientes y solo la abriremos al enjuagarnos.

– Al lavar los platos no dejemos el agua corriendo cuando los enjabonamos.

– Reguemos el jardín a la tarde o a la mañana temprano ya que las bajas temperaturas harán que el agua no se evapore tan rápido.

– Al lavar el auto no lo hagamos con la manguera abierta todo el tiempo.

– Arreglemos las canillas si gotean.

 

El cuidado de la biodiversidad:

La biodiversidad es la amplia variedad de seres vivos que hay sobre la tierra o en un área específica de ella como un bosque o una selva. Esos seres vivos, vegetales y animales interactúan entre sí para lograr un equilibrio vital; si por algún motivo alguna de las especies está en peligro, pone en peligro su ecosistema y por consiguiente el equilibrio y la supervivencia del resto de las especies de ese área.

En la práctica, expresamos nuestra preocupación por la biodiversidad cuando buscamos información acerca del origen de los alimentos que compramos o cuando elegimos una marca por el nivel de compromiso que la empresa tiene con la protección de los recursos naturales.

Enseñarles a los niños a respetar a los animales y a reconocer y a cuidar las especies de plantas y árboles es también otro paso en cuidado de la biodiversidad. Hacer un reconocimiento  de las especies de los árboles del barrio o de nuestro jardín o parque cercano, enseñarle a plantar y regar, a alimentar a una mascota y a cuidarla es enseñarle a convivir con la biodiversidad.

Realizar en vacaciones alguna visita a una reserva natural también es un excelente programa. Nuestro país se encuentra entre aquellos que poseen mayor cantidad de áreas protegidas, eco-regiones o parques nacionales. El área bajo control de Parques Nacionales comprende más de 33 áreas y más de 3 millones y medio de hectáreas, también posee 6 reservas naturales y 7 monumentos naturales como la Ballena Franca Austral en la región Patagonia o el Yaguareté en el Noroeste.

Consejos para preparar viandas escolares

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Para alcanzar un buen rendimiento escolar debemos procurar que nuestros hijos se alimenten convenientemente y repongan sus energías con suficientes horas de sueño.

Una alimentación rica en proteínas, carbohidratos, fibras y lácteos es la base de una buena nutrición. Sin embargo muchas veces se nos hace difícil variar el menú de las viandas escolares y perdemos de vista que, además de nutritivas, deben resultar tentadoras para quienes las consumirán. Ir modificando la presentación, los tamaños de los bocados, los colores de las verduras, incluir condimentos suaves que proporcionen  tentadores aromas  y combinar los alimentos en forma original nos permitirá ir variando el menú de las viandas diarias.

Es decir, sin perder de vista que debemos adecuar las preparaciones a los productos estacionales que ofrece el mercado, a la hora de preparar  las viandas de cada día tenemos que pensar en balancear tres aspectos: el valor nutricional de los alimentos que utilizaremos, la practicidad tanto en la preparación como en el momento de su consumo y por último, el sabor. Este último aspecto es fundamental ya que no tiene sentido prepararles a nuestros chicos comidas que sabemos que no son de su agrado ya que seguramente no las consumirán y, como consecuencia, pasarán la jornada escolar con el estómago vacío, o lo que es peor, consumiendo golosinas del kiosco.

Si el colegio cuenta con microondas para calentar el almuerzo, debemos enviarlas en recipientes aptos para este fin. Muchas veces es la consistencia de las preparaciones la que resulta poco tentadora por eso es preferible cocinar alimentos antes que comidas. O sea, no conviene incluir en las viandas guisos o salsas que corren el riesgo de escurrirse por los recipientes. Además este tipo de preparaciones pueden tener un sabor poco agradable si no están suficientemente calientes.

El tamaño de las porciones también debe ser adecuado: no le resultará atractivo a un niño abrir el recipiente y encontrar solo una milanesa cortada en trozos. Propongamos incluir al menos dos alimentos o preparaciones (por ejemplo buñuelos de verdura y trocitos de pollo; milanesa de pescado y papitas al horno, ñoquis de sémola y flores de brócoli, etc.). Obviamente la elección de las comidas depende también  en gran medida del tiempo de preparación del que dispongan las mamás o papás y de lo que haya en la alacena y heladera la noche previa a su preparación.

Es muy importante que el niño consuma al menos dos frutas o raciones de fruta diariamente. Incluir una banana no demasiado madura, una manzana pequeña o un recipiente con uvas lavadas y sin semillas son opciones convenientes no solo como postre  sino también para ser consumidas en los recreos en lugar de las tradicionales golosinas.

Las golosinas y los snacks en el recreo de la mañana atentan contra el apetito a la hora del almuerzo. Lejos de demonizar o prohibir la ingesta de estos productos, podemos incluir, algunas veces a la semana, barritas de cereal, alfajores de maicena, turrones de maní o una porción de bizcochuelo.

Para cubrir la cuota de alimentos lácteos podemos agregar un cartón pequeño de leche chocolatada , un yogur con frutas o con cereales, o una porción de queso y dulce.

En cuanto a los líquidos, preferentemente deberíamos enviarle agua o alguna bebida saborizada o jugo de frutas para que se hidrate adecuadamente. Siempre se debe verificar el sistema de cierre de estos envases.

Por último, recordemos que la cocción adecuada de los alimentos es necesaria para purificarlos de bacterias y que el frío los conserva adecuadamente, por eso es conveniente enfriar enseguida al finalizar la cocción y sacarlos a último momento de la heladera para colocarlos en recipientes plásticos herméticos y estos a su vez en una viandera o lunch. Las frutas y verduras deben ser cuidadosamente lavadas.

Es conveniente una organización semanal y, si es posible, una mensual de las viandas. Si bien dicha organización requiere un esfuerzo previo, el mismo nos ahorrará mucha energía y tiempo en comparación con la decisión de qué cocinar cada día a último momento. Por ejemplo, los lunes carne vacuna, martes pollo, miércoles pescado, jueves pasta y viernes libre. De esta manera se organizan mejor las compras, se puede cocinar con anticipación y los chicos comen variado.

La doctora Liliana Trifone, jefa de Nutrición del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez sugiere varios alimentos:

Todo tipo de tartas: de verduras (calabaza, choclo, zapallitos), de ricota, de queso, y otras.

Empanadas con diferentes rellenos.

Sandwich con fiambre, carne, pollo, pescado, verduras, y con distintos tipos de panes.

Tortillas en variedad (de papas, verduras, pescados) y, en su reemplazo, bocadillos.

Milanesas de carne vacuna, pollo y pescado, siempre acompañadas por ensaladas variadas.

Cereales, arroz o fideos, mezclados con arvejas, zanahoria, huevo duro, tomate, trocitos de queso u otros ingredientes.

Pan o galletitas para acompañar determinados menúes.

Como postre, dar prioridad a las frutas naturales o en preparaciones (ensalada de frutas, gelatinas con frutas); postres lácteos caseros o yogur con frutas o cereales; una porción de bizcochuelo o torta; un alfajor u otra golosina que le gusta al chico, pero no habitualmente.

Bebida: agua, o jugos naturales, o algún jugo light.