Se plantea un gran desafío para la educación: ¿Cómo cambiarán Internet y las redes sociales la manera de enseñar en la escuela?¿Cómo deberá ser el aula del futuro? La discusión está abierta entre pedagogos y educadores , en forma controvertido; entre ellos, el concepto de “ aula invertida”que puede cambiar el concepto tradicional de la enseñanza y el aprendizaje. Acá te contamos de qué se trata.
Los cuadernos, bolígrafos y lápices están lejos de ser obsoletos, pero los educadores con visión de futuro están encontrando otras herramientas interactivas para asistir en el proceso de enseñanza y aprendizaje, tanto a alumnos como a docentes.
La pregunta central es: ¿cómo se construye el conocimiento? El conocimiento se construye investigando, estudiando, pensando, resumiendo, compartiendo, experimentando, opinando y cuestionando.
Entonces hoy tenemos dos mundos que deben encontrarse, por un lado lo que sucede en un aula tradicional, donde un docente transmite conocimientos a sus alumnos que deben atender en silencio y luego les da una tarea para el hogar que consiste generalmente en ejercicios prácticos. Este método tradicional nació en el siglo XVIII y ha mostrado ser efectivo pero no podemos perder de vista que hoy hay una nuevo y diferente panorama.Los chicos en general disponen de una PC que les permite “bajar” instantáneamente el contenido sobre un tema que antes llevaba horas recabar. Internet no solo les da respuestas a conocimientos teóricos inagotables sino que también les proporciona videos, imágenes y tutoriales sobre el tema en cuestión. Con una adecuada selección y guía sobre qué páginas son las más convenientes, en pocos minutos los más grandecitos, se pueden rodear de la información que antes debíamos bucear en libros y enciclopedias. Incluso la pueden compartir mediante las redes sociales con sus compañeros de clase o con cualquier persona en otra parte del mundo en forma instantánea.
El problema radica en que estas herramientas no están aún integradas adecuadamente en la educación y el cambio necesita de mucha capacitación de los docentes y de conectividad en las aulas.
Es por esto que la integración de la tecnología en el aula es un concepto de debate actual. Entre estos está el innovador método de “flipped classroom” o “aula invertida” que plantea que en lugar de asistir a la escuela a escuchar y recibir información, el material teórico se aprende en casa, con recursos multimedia: textos dinámicos y videos y la tarea se hace en clase junto al docente y al resto de los compañeros. El estudiante estudia el tema por sí mismo en su casa, mediante lecciones de video creadas por el maestro o compartidas por otro maestro. En el aula el alumno trata de aplicar los conocimientos en la resolución de problemas y hacer un trabajo práctico. Esto permitiría que se aproveche mejor el tiempo del aula para:
- Impartir instrucciones individuales y diferenciadas que permitan una llegada más personalizada a cada estudiante.
- Proponer aprendizajes basados en proyectos que permitan integrar los conocimientos en la práctica y compartir con otros estudiantes fomentando el trabajo en equipo y la colaboración.
El método propone ayudar a los estudiantes a asimilar mejor la información y a crear nuevas ideas basadas en los conocimientos adquiridos, aunque también plantea interrogantes como cuándo –en qué etapa escolar- y en qué materia o disciplina aplicar mejor esta metodología. Y también, qué cambios harán las instituciones educativas, ya que esta modalidad plantea un nuevo rol del docente y nuevos desafíos pedagógicos.
El “aula invertida” apunta no solo a que los alumnos puedan asimilar mayor cantidad de información sino también a disminuir la deserción escolar ya que la clase se hace más entretenida y participativa. Pero también se necesita el acceso a la tecnología por parte de cada alumno y en primer lugar del docente.
El uso de tecnologías de la información implica un cambio en la manera de enseñar y en la forma en que el docente se ve a sí mismo como educador. La computadora no reemplazará a los maestros pero seguramente en el futuro se transformara en algo más que una herramienta: en un asistente en el proceso de enseñanza-aprendizaje.