31 de agosto día internacional de la solidaridad. Manos en acción.

Siete acciones que podemos realizar junto a nuestros hijos:

¡QUÉ FRÍO!
Todos sentimos el frío del invierno. Pero, hay gente que no sólo lo siente, sino que también, lo sufre. ¿Cómo podemos ayudar a aquellas personas a no sufrir las bajas temperaturas? Con dos agujas y lana podemos tejer cuadrados, unirlos y así obtener una abrigada manta de lana para compartir con aquellos que no tienen con qué taparse.

LA HORA DE LA SOPA.
Muchos de nosotros tenemos la suerte de poder comer todos los días. Sin embargo, muchas personas en nuestro país carecen de ella. ¿De qué manera podemos ayudar a estas personas? En primer lugar debemos enseñar a nuestros hijos a no desperdiciar la comida. En segundo lugar, podemos armar una vianda con la comida que hayamos preparado para ese día u otro anterior. En compañía de nuestros hijos podemos acercársela a alguien que se encuentre en situación de calle.

UN OBJETO MUY ESPECIAL: LOS JUGUETES.
Una de las cosas que más aprecian los niños, son sus juguetes. Y muchas veces, les resulta muy difícil desprenderse de ellos. ¿Cómo hacer para que se animen a regalarlos? A medida que van creciendo podemos ayudarlos a seleccionar aquellos juguetes que ya no usan y así poder compartírselos a otros niños. Si algunos de ellos están en mal estado, sucios o rotos, es importante que los arreglemos o descartemos, así los chicos aprenden la importancia de que el otro reciba el regalo en tan buen estado como lo recibieron ellos.

UN ESPECTÁCULO POR UN ALIMENTO
Muchos artistas realizan espectáculos solidarios. Esta es una linda actividad para realizar con nuestros hijos ya que, no sólo participan de un espectáculo de entretenimiento, sino también están colaborando con alguna ONG, comunidad religiosa, comedor o centro de voluntariado que recolecta alimentos para aquellos que lo necesitan.

NECESITO OTRO TALLE
Con frecuencia solemos cambiarles la ropa a nuestros hijos no por moda, sino por talle. ¿Qué hacemos con aquellas prendas que ya nadie va a usar? En compañía de los chicos, podemos armar bolsas con aquella ropa que ya no les entra y está en buen estado para regalarla. Al igual que los juguetes, podemos acercar la ropa, junto a los chicos, a algún centro que reciba este tipo de donaciones.

UN inútil QUE ES ÚTIL
A aquello que ya no tiene utilidad le decimos: inútil. Sin embargo, muchos útiles de nuestros hijos siguen siendo útiles y pueden ser usados y aprovechados por otros niños. ¿Cómo podemos juntarlos? Podemos armar una caja decorada por los chicos, y colocar allí los útiles que estén en condiciones de ser regalados. Esto los ayuda a valorar y darse cuenta que muchas cosas que ellos creen que están “rotas” o ya “no andan”, se pueden seguir usando.

¡CUIDADO! PLANETA A LA VISTA!
La solidaridad no solo es dar cosas a los demás, sino también es cuidar lo que nos rodea, nuestro planeta. Pero, ¿cómo podemos hacerlo? Es muy simple. Enseñemos a nuestros hijos a no desperdiciar el agua cuando nos lavamos los dientes, las manos, nos bañamos o cuando lavamos los platos. Otra forma de cuidar el planeta es clasificando los residuos que generamos. ¿Cómo podeos hacerlo? Armemos tres tachos de residuos para aprender a tirar los residuos en sus respectivos tachos: reciclable, basura y orgánico. Estos son pequeños gestos que realizando día a día ayudan mucho a nuestro planeta.

¡Animate!

 

Es la hora de dormir: la importancia del sueño en los niños.

Una de las razones por las cuales nuestros hijos necesitan descansar bien es porque tienen muchas actividades durante el día: van a la escuela, practican algún deporte, realizan actividades extraescolares, asisten a cumpleaños, invitan y son invitados por amigos… ¡uf! Sólo recordar todo lo que hacen me cansó. Y eso hace que, al finalizar el día, sus cuerpos necesiten descansar para poder seguir con la misma actividad al día siguiente.

No solamente el cuerpo es el que debe descansar. Nuestros hijos están expuestos a diferentes experiencias que le generan de manera continua nuevos aprendizajes. Es por eso que también el cerebro debe tener su momento de descanso. Si bien no se sabe exactamente que trabajo realiza el durante el sueño, algunos científicos creen que clasifica, almacena información y resuelve problemas. Si es así, con más razón es un momento importantísimo para el crecimiento de los niños.

Cuando nuestros hijos no han dormido lo suficiente puede ser que se sientan cansados, malhumorados y que no puedan pensar con claridad. También puede resultarles dificultoso escuchar y seguir las consignas que se den en clase. Aquellas tareas que le resultarían sencillas de realizar pueden parecerles dificultosas o simplemente no tener ganas de hacerlas. El dormir mal o menos horas de las que los niños necesitan los pone fastidiosos y molestos, lo cual no solo perjudica su rendimiento académico sino también, la relación con sus compañeros.

A los niños les cuesta mucho conciliar el sueño por si mismos, por lo cual, muchas veces necesitan de nuestra ayuda.

Sabemos que no es una tarea sencilla. Por eso, preguntamos a diferentes padres qué hacían ellos para ayudar a sus hijos a tener un buen sueño.
 A continuación les compartimos algunas sugerencias transmitidas por los diferentes padres:

  • Avisarles que se acerca la hora de dormir con media hora de antelación.
  • Intentar llevarlos a la cama siempre a la misma hora.
  • Leer un libro antes de hacer que se duerman para generar un clima de tranquilidad.
  • Tratar de no darles bebidas que contengan cafeína( gaseosas, café, te) antes de ir a dormir.
  • No poner televisores en los cuartos de los niños.
  • No mirar películas, programas de televisor ni leer cuentos de terror antes de ir a dormir.

¡Hay un intruso en casa: nació mi hermanito…!

Si nuestro hijo está en la etapa escolar debemos comunicarle a la maestra la situación que se avecina ya que el comportamiento habitual del niño puede verse alterado por el embarazo y proximidad del nacimiento.
Hablemos de los celos…

Los celos son la reacción natural a una amenaza real o imaginaria. Este sentimiento es tan ancestral como la humanidad misma y puede llevar a comportamientos extremos a quienes lo experimentan.

Debemos comprender qué actitudes nuestras pueden incentivar o disminuir una posible competencia o rivalidad en los niños por nuestra atención. Acá te damos 8 claves para prevenir esta situación que tanto hace sufrir a los niños:

1. Anticiparnos a los hechos contándoles qué sucederá a partir de que mamá se interne: Es importante explicar qué sucederá cuando mamá se vaya al sanatorio para el nacimiento. Por qué el niño se quedará –quizá- al cuidado de un familiar y cuándo podrá ver nuevamente a mamá. Si a los chicos les explicamos lo que vendrá ellos pueden manejarlo mejor. Obviamente puede haber un imponderable pero explicitar situaciones, aliviará al niño.
2. Tratar de mantener las rutinas: Las clases, escuela, comidas, hora del baño y la hora de ir a la cama generalmente funcionan en un determinado horario. Trata de mantener, dentro de lo que sea posible, las rutinas. Esto le demostrará a tu hijo que valoras sus hábitos y sus intereses, además de su lugar dentro de tu familia.
3. Dar a cada uno su lugar: Si por una cuestión de espacio tenemos que reacomodarnos con la llegada de un bebé, debemos tener cuidado de que el hermanito mayor conserve en lo posible esos lugares que le eran propios. Todo esfuerzo en este sentido es muy positivo. El espacio es un símbolo muy importante y sensible de pertenencia. Además el más grande deberá conservar sus objetos, por ningún motivo deberíamos usar sus objetos preferidos (mantita, peluche…etc.) para calmar o dejárselos al nuevo hermano.

4. Permitir a tu hijo mayor tomar un rol activo en la vida del bebé: Enfatizando en que sea “suave con el bebé”, es importante integrar el cuidado del recién nacido a la vida familiar, lo que ayuda a crear una relación positiva entre el niño y el nuevo integrante. Descubrirás que en muchos casos tu bebé va a responder mejor a su hermano o hermana que a los demás. Dejá que tu hijo mayor ayude con la alimentación, el baño u otros cuidados del bebé, según su edad.

5. No victimizar al más grande: “pobrecito Juancito que ahora tiene un hermanito”, evitar frases de este tipo para que el chico se coloque en el lugar de víctima y reclame desde ahí el cariño aparentemente perdido. Esta es una posición inadecuada pues si se siente cómodo se puede instalar ahí hasta su adultez impidiendo la adecuada maduración de su personalidad.

6. Hacerse de tiempo especial para estar con el más grande: Es muy importante que encuentres momentos en que puedas estar a solas con tu hijo mayor, momentos en tu día o semana que tu hijo sienta que te tiene para él solo. Es fundamental que el niño tenga un momento especial con su madre, ya sea aprovechando la rutina de leer cuentos por media hora antes de irse a dormir o ir a la plaza a jugar sin el bebé. A propósito, hay muchos libros infantiles que tratan la temática de la llegada de un hermanito desde una óptica empática.

7. No comparar: Cuando los chicos crecen, lo peor que podemos hacer es comparar, “ves lo bien que hace esto tu hermano”. Esa actitud lleva a la competencia y a la desvalorización de uno de ellos.

8. Educarlos con ternura y firmeza: A veces los niños desplazados por un nuevo bebé cambian su comportamiento. Pueden tener pataletas sin ninguna razón obvia. Si reaccionamos con lástima no estamos siendo justos con el más grande. Si reaccionamos con excesiva firmeza también, porque estamos ignorando su angustia y temor natural. Es importante colocar límites al comportamiento del hermano mayor si sentís que está actuando de manera inapropiada o peligrosa. Ante sus berrinches debemos explicarle con mucha ternura que él conservará su lugar y nadie se lo quitará, que el corazón de papá y mamá no se parte ahora en dos pedazos y a él no le queda la mitad de lo que tenía, sino que se agranda con la llegada de su hermanito y él conserva el lugar que siempre tuvo y que nadie ni nada se lo quitará nunca. Los padres sabemos que será así.