La organización del aula

aula organizacion

La organización del aula suele requerir, en muchas ocasiones, una gran habilidad de los maestros para conseguir sacar partido y ser eficaz con la disposición de los alumnos. Muchas veces, pueden presentarse diferentes obstáculos a la hora de organizar los bancos de nuestras clases como puede ser el espacio del que disponemos, alumnos rebeldes o charlatanes, el número de alumnos o las necesidades que estos puedan presentar.

Ordenar los bancos de una clase no es tan sencillo como muchos pueden creer. Son varias las cuestiones que debemos tener en cuenta a la hora de organizar y ordenar los bancos de nuestra clase:

• Disposición del aula: es importante tener en cuenta donde están las puertas, las ventanas, las tomas de corriente y el pizarrón.
• Ubicación de los materiales: el material debe estar accesible para los alumnos contando con un sitio propio y donde sea fácil llegar.
• Zona libre: este es un espacio fundamental en toda clase ya que nos permite tener lugar para caminar y tener un lugar libre para realizar diferentes actividades con los niños. Rellenar por completo la clase, si es que nuestra clase es amplia, no es una manera adecuada de aprovechar el espacio.

Podemos evaluar, cambiar, volver a cambiar, ensayar e ir mejorando la disposición introduciendo los cambios precisos hasta que funcione.

¿De qué forma podemos ubicar los bancos de la clase?

La disposición básica y que, la mayoría de los docentes implementamos es la ubicación de los bancos en filas de a parejas o de manera individual. Esta manera de sentar a los niños genera que los alumnos se concentren, trabajen de manera autónoma, genera mayor control sobre lo que cada uno hace y evita la charla con el compañero. Sin embargo, esta manera de sentarse trae algunos inconvenientes ya que no favorece el trabajo en grupo y limita la interacción del alumno a un solo compañero.

Otra forma de ubicar los bancos es en forma de U. Sin duda, esta manera de armar la clase favorece muchísimo la interacción, el trabajo en equipo, la colaboración espontánea de los compañeros. Además, esta disposición hace que todos los alumnos pueden verse las caras y que pueden acceder de forma directa y sin tener a nadie delante para mirar el pizarrón o nuestra explicación.

Otra muy utilizada generalmente para trabajos en equipo y que funciona, es la disposición en pequeños grupos. Es una de las más propicias para llevar a cabo tareas de aprendizaje cooperativo. Esta opción es más propicia para los primeros grados, ya que ayuda mucho a la adaptación y transición del jardín a la primaria.

La disposición mixta nos permite jugar en dos sentidos: por parejas de forma normal y luego en grupo. Si queremos hacer grupos de cuatro tan sólo los alumnos tienen que unir sus mesas con las de atrás.

Otra manera de realizar una adecuada disposición es las mesas que podemos denominar: vigilancia especial. Esta disposición consiste en poner cuatro mesas delante del escritorio del docente. La visión desde ahí es buena y nos permite tener un contacto visual óptimo y rápido sobre lo que están haciendo los alumnos. Es bueno sentar allí a los alumnos con necesidades educativas ya que nos permite prestarles toda la atención necesaria. Esta forma de sentarse les permite a esos niños interactuar con sus compañeros sin perder la atención con el maestro.

Pero, como bien dice el refrán: «Cada maestrito con su librito» y en cuestión de organización cada cual tiene su propia forma.

El daltonismo en los niños, una cuestión de color

oculista oso

¿Cómo funciona el ojo de un daltónico?

Dentro del ojo tenemos la retina, un tejido sensible a la luz, que está compuesta por bastones que son células que procesan la luz y nos permiten ver los colores blanco, negro y diferentes tonalidades de grises y por conos, que también son células que procesan la luz, pero que se encargan de que veamos los colores. A su vez, estos conos tienen unos pigmentos de tres colores que son el rojo, el verde y el azul. Si nuestros hijos tienen de los tres en la cantidad correcta, tendrán una visión perfecta de los colores, ya que esos tres colores básicos, se combinan formando los millones de colores que podemos ver.
Cuando hay alguna función defectuosa en alguno de los conos es cuando, al no tener los tres colores, no se pueden realizar esos millones de combinaciones, con lo que no se distinguen bien los colores, y esto es lo que se llama: daltonismo.

¿Qué tipos de daltonismo existen?
El tipo de daltonismo va a depender del defecto que haya en el cono ya que, el daltonismo tiene distintos grados y formas:
• Acromatopsia: este tipo de daltonismo genera ceguera total a los colores. Si nuestro hijo sufre de este tipo ve más o menos en blanco y negro.
• Deuteranopía: éste, genera dificultades o incapacidad para distinguir entre el rojo/púrpura y verde/púrpura.
• Protanopía: éste presenta dificultades o incapacidad de distinguir entre el azul/verde y rojo/verde.
• Tritanopía: este tipo trae consigo dificultades o incapacidad de distinguir entre el amarillo/verde y azul/verde.
Los colores que vemos alrededor nuestro son millones de combinaciones de esos colores básicos, es por esto que el niño que tiene daltonismo tiene verdaderos problemas para distinguir el color de la mayoría de las cosas.

¿Cómo podemos darnos cuenta que nuestro hijo padece daltonismo?
Sin duda, la detección temprana del daltonismo permite que le evitemos a nuestros hijos muchos problemas ya que, aunque no se puede curar, el hecho de saberlo hará que lo ayudemos y le demos las herramientas necesarias para que se logre adaptar de la mejor manera a la situación.

Si bien algunas veces el daltonismo se va formando, en la mayoría de las veces los niños nacen con él, por lo que para un niño daltónico, la percepción del mundo es la suya. Es por eso que muchas veces se ven confundidos y perturbados cuando en la escuela les enseñan los colores, ya que resulta un tanto dificultoso para ellos su aprendizaje.
Generalmente los niños aprenden los colores alrededor de los tres años, por lo tanto es durante los 3 y 4 años la edad ideal para darnos cuenta si nuestro hijo tiene daltonismo o no. Si observamos que nombra los colores con normalidad, no hay nada de que preocuparnos, pero si vemos que no los aprende durante el transcurso de tiempo esperable y cuando le preguntamos el color de algo lo dice mal, es importante que realicemos una consulta con un oftalmólogo.

El daltonismo ¿puede afectar su aprendizaje?
Con respecto al aprendizaje de nuestros hijos, no tenemos de que preocuparnos, ya que los niños daltónicos no son diferentes a los demás. Sin embargo, es importante que se le informe a los maestros al comienzo de cada año escolar ya que, pueden surgir dificultades con las imágenes, gráficos o cuadros y que sean difícil de comprender.
A continuación les acercamos algunos consejos a tener en cuenta tanto para casa como para la escuela en caso de que nuestro hijo lo necesite:
• Resulta de gran ayuda etiquetar los lápices de colorear, los marcadores y los crayones con el nombre del color. Esto les permitirá seleccionar el color correcto sin necesidad de adivinar o de pedir ayuda a un compañero.
• Es importante mostrarles distintos tipos de imágenes y de dibujos en blanco y negro, no solo a color. Hay una gran variedad de dibujos famosos a lápiz que los niños podrán disfrutar y apreciar.
• Otra estrategia que será de gran utilidad es utilizar pinturas y dibujos con poco contraste de color. La mayoría de los niños daltónicos pueden ver los colores primarios, pero no los distintos tonos, contrastes o matices. Es importante explicarles que la importancia del arte y de las imágenes no siempre tiene que ver con el color, pero si no con lo que la imagen representa o está tratando de transmitir.
• Es de gran ayuda escribir siempre con tiza blanca o con colores que ellos puedan distinguir y visualizar correctamente ya que las tizas de colores pueden resultar difíciles de detectar.

¿Me compras? ¿Me compras? ¿Cómo evitar el consumismo compulsivo en los niños?

jugando

Niños que no piden, sino demandan de los adultos satisfacer cualquier deseo o capricho que se cruce por su camino.
Este consumo insaciable y la tiranía que ejercen algunos niños sobre sus padres a la hora realizar compras, es algo que debemos aprender a manejar correctamente.

Todos hemos escuchado historias de abuelos que nos cuentan que cuando eran niños jugaban con muñecas de trapo o con objetos fabricados por ellos mismos y que aun así vivieron infancias muy felices.

Todo esto ha ido cambiando con el tiempo y algunos de los factores que han influido son:
• El aumento del poder adquisitivo en las familias
• Menor número de hijos
• Mayor tendencia al consumo y más impulsivo: mayor uso de tarjetas de crédito y/o pagos aplazados.
• Campañas publicitarias más agresivas y dirigidas al público infantil.
• Asociación del amor a los regalos. Padres que intentan compensar con juguetes o regalos el escaso tiempo que pueden pasar con ellos o que han sufrido carencias en su infancia y creen aquello de: “Mis hijos tendrán lo que yo no tuve.

Pero ¿Es malo pedir cosas o desear algo?
NO: Esto les ayuda a los niños a definir su personalidad, a tener una conciencia clara de sus deseos y necesidades. Un niño que es reprimido constantemente por manifestar lo que quiere, en un futuro puede ser alguien que no sepa reconocer lo que necesita y termine por aceptar y asumir lo que los demás quieren de él o ella.

Lo que convierte a los niños en caprichosos y tiranos no es el hecho de conseguir lo que quieren, sino el poder de manipular a los demás queriendo más y con pataletas como medio de CHANTAJE.
Cuando los padres tienen problemas para decir que NO a las constantes demandas y deseos, los niños harán cada vez más peticiones y serán cada vez, menos razonables.
Un niño insistirá y pedirá hasta que alguien le ponga un límite claro. Cuantas más veces consiguen lo que quieren, más se enfadan por las ocasiones en que no lo consiguen.
Por ello, los niños deben tener claro que con gritos y pataletas no conseguirán su objetivo, si nos mantenemos firmes en ello, es entonces cuando buscarán otras formas de movernos hacia donde quieren.
Para ello, requerirán de creatividad, argumentación, perseverancia… irán comprendiendo de qué forma pueden conseguir lo que quieren y lo que tienen que hacer para conseguirlo.
Los padres debemos tener claro que aunque escuchemos las peticiones de los niños, somos nosotros los que tomaremos la última decisión, sopesando la conveniencia del momento, del producto, de las prioridades y de nuestra economía.

Estas son algunas pautas para educar a nuestros hijos en un consumo responsable:
1. Trabajar con los niños la diferencia entre lo que se necesita y lo que es un capricho, con preguntas como y ¿por qué crees que es necesario? ¿para qué vas a utilizarlo?
2. Enseñarles a administrar y repartir el dinero a lo largo del tiempo. Que aprendan a que si lo gastan todo de golpe, no tendrán para más adelante.
3. Regalarles una cajita para que consigan ahorrar. Puede ayudarles a desear las cosas, a soñarlas, a tener un objetivo y a conseguir lo que desean.
4. Hacer consiente al niño de lo que cuesta ganar el dinero. Podemos pagarle por hacernos ciertos favores o tareas domésticas.
5. Fomentar que el niño no se quede con lo primero que vea, sino que sea capaz de buscar información, de compararla y de elegir.
6. Desenmascarar, mediante juegos, las estrategias promocionales de los fabricantes para vender más.
7. Educar en la crítica ¿Lo quieres porque lo usa tu cantante favorito o porque te gusta? ¿Te gusta sólo porque lo anuncian en la televisión?
8. En la medida de lo posible, sustituir objetos comprados por objetos fabricados a mano, tienen más valor.
9. Aprender a reciclar y reutilizar objetos que aparentemente son de desecho.
10. Fomentar hábitos de comida saludables, para evitar el consumo excesivo de golosinas.
Por último, no olvidemos que nuestro ejemplo en el consumo es importante, es difícil educar en consumo responsable, si somos los primeros en realizar compras compulsivas e innecesarias y luego sufrimos para pagar las cuentas y llegar a fin de mes.

Para docentes: La lechuza, la lechuza hace…¡shh!

silencio

Si bien mantener una clase en silencio es un gran desafío, es posible. Los maestros solemos pedir cada cinco minutos:»chicos, hagan silencio». Pero, ¿nos da resultado? Otras veces utilizamos los aplausos y con los más chiquitos canciones como: tapa tapita tapón, cierra la boca, ya estoy. Pero, ¿por qué buscamos que los niños hagan silencio? Educar a los niños para que desarrollen estrategias de autorregulación y comprendan que mantenerse en silencio respetando el turno de hablar, es un ejercicio de respeto hacia los demás que favorece la convivencia y fomenta la escucha, la reflexión y el aprendizaje, es uno de los hábitos más importantes para desarrollar una buena dinámica de grupo e individual.

¿Todos los niños pueden hacer silencio con facilidad? Sin duda cada etapa del niño es distinta y es por eso que a los niños pequeños les resulta muy difícil mantener el silencio durante una actividad o en la clase. Cuando uno tiene la posibilidad de compartir un tiempo con ellos solemos observar que todos quieran hablar, comentar o decir algo y, por lo general, este impulso de expresarse se manifiesta en gritos y barullo incontrolable y continuo. ¿Por qué a los niños pequeños les cuesta tanto hacer silencio?

Las características de la etapa de desarrollo por la que pasan explican esto:

• Están inmersos en un momento clave del desarrollo del lenguaje y de la comunicación, acaban de adquirir una herramienta poderosa: el lenguaje. Sus ganas de expresarse no tendrán límites, y es normal que tengan necesidad de hablar y de expresarse.
• Presentan un pensamiento egocéntrico y es por eso que les cuesta ir más allá de ellos mismos, por lo tanto se preocupan más por hablar que por escuchar a los demás.
• Se encuentran en pleno desarrollo moral y eso hace que les cueste entender el sentido de las normas y las suelen entender como una obligación. Es importante hacerles ver que las normas tienen un sentido y qué son importantes para la convivencia.

¿Qué debemos hacer para mantener una clase en silencio?

Para mantener una clase en silencio es importante establecer la norma y lograr que los niños se comprometan a cumplirla. Para eso es importante que comprendan el sentido de la norma y que aprendan a valorar el silencio como forma de respeto, de reflexión y de aprendizaje. ¿Cuáles es el objetivo de que los niños hagan silencio? La finalidad del silencio en nuestros alumnos es que desarrollen estrategias que les permitan autorregular su conducta y puedan respetar así los momentos de silencio y los turnos de palabra.

¿Qué estrategias podemos utilizar para que hagan silencio?

• La señal del silencio: la mayoría de los niños comprende y aprehende mejor las cosas a través de las imágenes es por eso que una de las estrategias que podemos utilizar son carteles para indicarles qué se puede hacer en ese momento. Esto no solo los ayuda a comprender mejor sino también que los ordena. Además de colocar el cartel que señale el momento de silencio es bueno explicarles porque en ese momento pedimos que lo hagan esto ayudará a que los alumnos encuentren una razón y no crean que es por un mero capricho.

• Los juegos del silencio: a los niños les encanta jugar es por eso que utilizar el juego como una estrategia para hacer silencio suele ser muy eficaz. ¿Qué juegos podemos realizar?
-1,2,3 silencio. En este juego vamos a permitir que los niños griten, se muevan, comenten, con o sin sentido. Todos a la vez, sin entendernos. Pero deberán estar atentos a la instrucción 1,2,3 silencio. Cuando escuchen la instrucción todos deben mantenerse en silencio.
-La maestra dice. En este juego vamos a ir dando consignas de cosas para hacer, cuando llegue la consigna de hacer silencio el juego termina y los chicos para no perder deberán quedarse callados.

• La música: poner música para que nuestros alumnos trabajen en silencio ayuda mucho ya que la melodía de las canciones los ayuda a relajarse y no tener la necesidad de hablar.

• Momentos de expresión: es importante que les demos un momento para que puedan expresarse. Podemos dejar un momento al comienzo de la clase para que, respetando el turno de palabra puedan conversar y contarse inquietudes o también dejarlos conversar durante determinadas actividades donde no consideremos imprescindible el silencio.

¿Cuál es la causa de que nuestros hijos se bloquean con una materia?

me cuesta la materia

En el origen de los bloqueos de nuestros hijos, se encuentran los pensamientos o creencias que el mismo ha creado sobre su relación con esa asignatura y, lo más importante, la influencia que tienen las emociones provocadas por los pensamientos negativos para con ellos mismos y su capacidad en dicha materia.

¿Es posible que nuestros hijos logren desbloquearse con respecto a una asignatura? Sin duda no debe ser algo fácil de lograr pero es posible que nuestros hijos logren salir de ese bloque siempre y cuando ellos mismos y con nuestra ayuda quieran hacerlo.

¿Cómo podemos ayudarlos?

Es importantísimo que nuestros hijos se sientan acompañados por nosotros y que de a poco los ayudemos a revertir los pensamientos negativos, poco optimistas y por sobre todo, el pre concepto que tienen sobre ellos mismos con respecto a una determinada asignatura.

A continuación les compartimos algunas ideas para acompañar a nuestros hijos en esta situación:

• Hablar con nuestros hijos buscando una cierta empatía sobre la asignatura y las sensaciones que le genera. Esto los ayudará a sentirse escuchados.
• Explicarles que, muchas, los bloqueos se presentan porque nosotros mismos somos quienes los alimentamos con nuestros pensamientos negativos para con esa materia.
• Ayudarlos a que descubran que pueden tener éxito en aquella materia y que una manera es, además de estudiar, repetirse en voz alta y se digan a sí mismos que ellos pueden.
• Buscar una estrategia, como, por ejemplo, crear una frase que los ayude a sentirse capaces de superar la asignatura. Esa frase puede reunir todas las capacidades reales de nuestros hijos para que las tengan presentes cada vez que se la digan asimismo.
• Alentarlos y recordarles que lo importante no son los resultados sino los procesos. En la medida que ellos sientan menos presión por parte de nosotros, podrán relajarse a la hora de estudiar aquello que le cuesta tanto.

Es importante poder estar atentos y evaluar si en ciertas ocasiones, puede que, nuestros hijos necesiten un apoyo extra en la materia para ayudarlos a nivelar los contenidos, y poco a poco, los ayude a tener más confianza en su capacidad.

Ringggg…¡llegó el recreo!

recreo

El recreo no solo les permite relajarse, sobrellevar de forma adecuada la jornada escolar y optimizar su rendimiento, sino que también es el momento en que pueden interaccionar libremente sin la supervisión directa de un adulto, contribuyendo así a su socialización.

En el recreo los niños aprenden a negociar, a ceder, a trabajar en equipo, a ganar y perder de forma libre, experimentando sus propias reacciones, nadie les dice qué o como tienen que hacer, salvo en casos graves, así que tienen que ir aprendiendo de sus propios errores y creciendo como personas, aprendiendo a resolver conflictos. Es un tiempo en el que se les permite poner en práctica la teoría que van aprendiendo de forma más o menos directa e intencional, el terreno donde ponen en juego sus normas sociales, sus valores y prioridades enfrentándose a las ideas y al querer de los otros tratando de encontrar el equilibrio y su lugar dentro de una pequeña comunidad.

Además, el recreo es un momento excelente para desarrollar su imaginación, inventar juegos, reglas de juegos, desempeñar distintos papeles y hacerlo de forma colectiva. Por otro lado, les aporta un rato de «movimiento» asegurado al día, con los beneficios que eso reporta para su saludo, ya que desarrollan actividades motoras y físicas, deportes de grupo, etc… Por lo tanto, en ese breve espacio de tiempo los niños logran conjugar sus habilidades físicas con aquello que más les gusta hacer: ¡jugar!

Sin duda el recreo es un momento tan importante como el momento de la lectura, de las cuentas o el de ciencias naturales ya que allí, los alumnos no se dedican simplemente a jugar sino que continúan aprendiendo, desarrollando sus habilidades y adquiriendo conocimientos y destrezas que no están en los libros ni en el pizarrón.

R con R guitaRRa, R con R caRRil…

pronunciando

El rotacismo

Algunos expertos sostienen que la causa del rotacismo puede provenir de un prolongado uso del chupete o también porque las personas adultas que rodean al niño no la pronuncian de forma correcta y esto genera una mala pronunciación en el niño debido a que en gran medida ellos aprenden por imitación. Por otro lado, es probable que una mala colocación de la lengua y el aire puede hacer que la letra no se pronuncie adecuadamente o también, puede haber algún problema físico que impida la correcta pronunciación como por ejemplo una hendidura en el paladar, el frenillo sublingual o la hipoacusia.

Es posible ayudar a nuestros hijos a prevenir o solucionar este problemas ya que hay algunos ejercicios que pueden ser muy útiles a la hora de corregir lo, sin embargo, es importante tener en cuenta que debemos ser constante en su realización, ya que el problema no va a desaparecer de un día para otro.

A continuación les acercamos algunos consejos que ayudarán a los niños a superar este trastorno:

1. Sacar la lengua y volver a introducirla en la boca repetidas veces.
2. Mover la lengua de abajo hacia arriba y luego de derecha a izquierda en varias veces.
3. Estrechar la lengua entre los labios y luego colocarla ancha varias veces.
4. Relamer los labios con la lengua, luego los dientes inferiores, luego los dientes superiores tanto por delante como por detrás.
5. Llevar la punta de la lengua hacia las muelas superiores de ambos lado y luego hacer lo mismo con las inferiores.
6. Hacer que las mejillas crezcan por el movimiento interno de la lengua.
7. Intentar que la lengua toque la campanilla.
8. Respirar profundamente tomando el aire por la nariz y enseguida soltarlo lentamente mientras se pronuncia “rrrrrr”.
9. Tararear la letra “r” mientras se hacen las actividades diarias.
10. Decir palabras que contengan la “r” y prestar atención a su pronunciación.
11. Decir trabalenguas que contengan palabras con la “r”.