EL VALOR DE LA CONEXIÓN HUMANA EN LA CUARENTENA DIGITAL

Las tecnologías y la red han ocupado un rol de privilegio en estos días en los que muchas empresas se valieron del teletrabajo y las escuelas pudieron continuar con sus actividades. Sin embargo, hablar de Internet implica considerar varios aspectos: la conectividad, los dispositivos tecnológicos y también las personas que los utilizan.

Te vamos a contar la experiencia de una mamá empresaria en tiempos de cuarentena. Son las dos de la mañana y Ana María Chiesa recién está terminando el día. A las siete vuelve a sonar el despertador y un nuevo día comienza. Ana es la directora de Smart Travel, una agencia de viajes cuyo diferencial es la calidez en la atención personalizada, y también es la mamá de Guadalupe de nueve años y la esposa de Fernando.

Para todos los padres esta situación significó un esfuerzo enorme al tener que adaptar la rutina al trabajo remoto y la escuela en casa. Pero en su caso, Ana cargó además con la responsabilidad de regresar a todos sus pasajeros a sus hogares en tiempo récord, sin dejar de ser ama de casa, esposa, empresaria y mamá, todo al mismo tiempo, en el mismo lugar y sin horarios.

ANA

“Internet nos conecta, nos da acceso, optimiza los tiempos, tenemos información ya, nos permite trabajar en línea y conectarnos al mismo tiempo con muchas personas a la vez. El sistema nos permite hacer de todo, pero detrás de ese sistema hay una persona idónea que hace que todo funcione”, anticipó Ana en diálogo con Ledesma.

Pregunta. – ¿Cómo manejás el trabajo y la escuela en casa? 

Respuesta: Los padres tuvimos que adaptamos. Esta situación nos obligó a trasladar nuestras oficinas a casa. Quienes utilizamos las herramientas a diario nos encontramos más preparados que otros, podemos acceder de manera remota y trabajar desde cualquier lugar. La realidad es que cuando terminamos, que terminamos cansados, tenemos que seguir con los chicos, convocarlos para que hagan la tarea, tratar de estimularlos y motivarlos. Hablar de tareas es hablar de un momento crítico en la familia, en especial para los que tienen dos o más chicos en edad escolar y en diferentes niveles. Los papás tenemos que dividirnos para poder apoyarlos, asistirlos, principalmente a los más chiquitos que no tienen la autonomía de hacerlo solos.

Quienes continuamos con nuestros trabajos bajo presión, redoblamos los esfuerzos para cumplir con los objetivos laborales con la angustia y la incertidumbre de saber cómo seguiremos, y a la vez nos vemos en la obligación ya no de acompañar o supervisar las tareas como siempre lo hicimos a lo largo del ciclo lectivo, sino de enseñar y asumir la función de los docentes en casa.

ANA Y GUADALUPE

¿Qué papel ocupa la tecnología para llevar adelante estas tareas?

R.: Esta situación puso de manifiesto que las escuelas no estaban preparadas porque la mayoría no tiene incorporada la tecnología en sus clases. Los docentes no disponen de computadoras dotadas de micrófonos o camaritas como elementos de trabajo cotidiano en sus casas y no todos los alumnos tienen dispositivos para conectarse con los docentes o que sean compatibles con las plataformas que utilizan.  Sumado a que al principio enviaban las tareas como archivos no editables que requerían tener impresoras en las casas para poder realizarlas; si las enviaban en Word, los más chicos no tienen idea como utilizar esos programas y necesitaban de nuestra ayuda para poder trabajar.

En las casas donde hay niños, las computadoras son de las madres o padres que las usamos como elementos de trabajo, por lo tanto, al trabajar en casa debemos utilizarlas y solo al terminar nuestras obligaciones podemos compartir los dispositivos para hacer las tareas. Por otro lado, aun teniendo más de una computadora, dependiendo de la edad de nuestros niños, la presencia de los adultos es fundamental ya que requieren de la asistencia y explicación de los padres para realizar las tareas.

¿Cómo es la relación docente-alumno en esta situación?

R.: La relación maestro-alumno al igual que cualquier otra relación se consolida con el conocimiento de la otra persona, con la confianza y con el tiempo. Son tres elementos que no pueden faltar. Más allá de las herramientas que son muy buenas para trabajar, el rol del docente enseñando y acompañando todo el proceso es fundamental.

GUADALUPE

El docente debe conocer el contexto de sus alumnos, saber de sus preocupaciones, sus inquietudes y sus dificultades a la hora de aprender. Eso no se logra sólo con tareas sino con la interacción, con clases virtuales y actividades compartidas en tiempo real.  Esa conexión que permita al maestro estar en contacto con sus alumnos y que los compañeritos interactúen entre sí es lo que va a generar el espacio propicio para un buen aprendizaje. Es importante resaltar que ningún sistema por más eficaz que sea jamás va a reemplazar al vínculo que tienen las personas entre sí.

¿Cómo es un día habitual en esta cuarentena?

R.: Independientemente de lo que opinan los gurúes que debemos poner horarios y seguir una rutina, en casa se hace lo que se puede cuando se puede. Seguramente me ganaré muchas críticas con lo que voy a decir pero en casa el día comienza temprano y comenzamos a trabajar. Guada se despierta tarde y al no tener clases virtuales, no hay horarios ni obligaciones. La docente toma contacto con ellos solo dos veces a la semana, los martes a las 11 horas, una reunión por zoom de 40 minutos y lo mismo los días viernes pero a las 9 am. Con lo cual, la dejamos dormir porque durante esas horas podemos abocarnos a nuestras tareas sin distracciones.

FAMILIA

Una vez que se levanta, nos organizamos con el almuerzo y mientras uno cocina el otro continúa trabajando, y así seguimos hasta que el día laboral se termina tipo 19 horas. En ese horario abrimos las plataformas y descargamos las tareas. Según los días, puede demandarnos hasta cuatro horas y luego al terminar entre las 22 y las 23 hs. comenzamos a preparar la cena, lavamos los platos, duchas para todos y a la cama no antes de la 1 ó 2 de la madrugada.

¿Cómo fue adaptarse a la nueva realidad con la responsabilidad de traer de regreso a tus pasajeros?

R.: La actividad turística fue una de las más complicadas. Teníamos pasajeros en destinos que comenzaban a sentir los efectos de esta situación. Desde mediados de febrero algunas Compañías Aéreas ya cancelaban sus vuelos a los países afectados. Los hechos se sucedían más rápido que las comunicaciones.  Una llamada tomaba horas porque las líneas estaban saturadas. Nos manteníamos en contacto con nuestros pasajeros  y sus familiares por Whatsapp para llevarles tranquilidad, contenerlos y mantenerlos informados. Fue una tarea titánica de muchas horas de trabajo en conjunto con los empleados de la agencia, de los hoteles, de las aerolíneas, que puso de relieve la importancia de la conexión humana sobre la digital.

Recordemos que las clases se suspendieron una semana antes de la cuarentena obligatoria. Del 13 al 20 de marzo los que tenemos hijos comenzamos a hacer home office para poder estar con ellos en casa. Recuerdo que fue muy difícil esa semana en casa. Mi marido estaba de viaje en Brasil y estuve con mi hija trabajando sin horarios. De la forma que se daban los acontecimientos, sabíamos que las fronteras estaban próximas a cerrarse y teníamos que actuar rápidamente para traer a todos los pasajeros de regreso antes de que eso sucediera.

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Las diferencias horarias con los lugares de destino, me obligaban a trabajar a cualquier hora y sin descanso. No podía dejar de trabajar para cocinar, atender las comunicaciones del colegio o hacer la tarea con mi hija. Con el correr de los días el trabajo, la angustia, los nervios, la dedicación, el chat de madres, tareas que llegaban de la escuela, los requerimientos de mi mamá, los quehaceres de la casa, todo crecía al mismo tiempo y en el mismo lugar. La llegada de nuestros pasajeros, entre ellos mi marido, representó una profunda satisfacción y un gran alivio a la vez.

¿En ese momento Brasil ya era considerado país de riesgo. Cómo fue la convivencia con tu marido en la casa?

R.: Exacto. A partir de ese momento, no solo comenzó la cuarentena obligatoria sino que también para nosotros tres, el aislamiento obligatorio. Esas dos semanas no fue fácil mantenernos aislados dentro del departamento. Dormí 15 días en el comedor en una colchoneta para que mi marido estuviera aislado en el dormitorio. Ya no tenía la angustia de los pasajeros pero sí la de la salud de mi marido y la preocupación para stockearnos de comida. La semana anterior, el trabajo había sido tan intenso que no tuve tiempo de comprar nada y cuando llegó mi marido nos encontramos con la heladera vacía, sin poder salir de compras y los sitios web de los supermercados, donde siempre comprábamos online, estaban colapsados.

Fueron nuestros amigos y vecinos quienes compraban por nosotros y nos dejaban la comida detrás de la puerta. Luego conseguimos los teléfonos de comercios de cercanía que hacían delivery y nos cobraban en efectivo en la puerta de casa si la tarjeta no pasaba. Personas reales que se adaptan a tus horarios y a tus necesidades. Insisto, qué importante es la red humana, los contactos, los amigos, la comunidad. Las redes digitales no son nada sin las personas con empatía detrás de ellas.

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¿Qué reflexión podrías hacer de esta situación que estamos atravesando?

R.: Quién más rápido se adapte a esta situación desde lo humano, quien más rápido se acomode a esta incomodidad de hacer las cosas de otra manera, más chances tendrá de continuar su vida adaptada a la “nueva normalidad”. Creo que lo importante es saber generar un vínculo estrecho, preocuparnos por el otro, saber cómo se siente, conocer sus dificultades, sus estados emocionales, generar empatía, eso lo que va a asegurar el éxito en nuestra profesión y también en la educación.

Internet y las herramientas que tenemos a disposición son increíblemente fabulosas, mientras funcionan nos simplifican la vida, pero no debemos olvidar que el éxito siempre radica en las personas detrás de las pantallas, las verdaderas redes humanas detrás de las redes digitales.

 

Por Mercedes Tombesi