Chicos con disfunción en la integración sensorial.

sindrome sensorial

Los chicos con trastorno en el procesamiento sensorial no presentan fallas a nivel muscular ni de los sentidos. Lo que sucede es que la información que llega al cerebro proveniente de los órganos de los sentidos internos (propiocepción y sistema vestibular) y externos es confusa y el cerebro no puede integrarla en un todo coherente y con sentido. Es similar a lo que nos ocurre a los adultos en el “tráfico en hora pico”, donde la cantidad de estímulos es abrumadora y la confusión y el estrés nos desborda repercutiendo en nuestras acciones.

Los signos del trastorno en el procesamiento sensorial (TPS) o también llamado disfunción de la integración sensorial (DIS) son sutiles y por ello, frecuentemente mal interpretados.

El comportamiento característico es el retraso en el aprendizaje de habilidades y destrezas motoras propias de la edad y problemas de comportamiento en el ámbito personal y social.

Dada esta disfunción en la integración sensorial, las conductas de estos niños suelen ser mal interpretadas. Un niño hipersensible al tacto puede parecer arisco si otra persona lo toca desprevenidamente y rechaza aglomeraciones o actividades donde otras personas están muy cerca, como por ejemplo, al hacer una fila en la escuela. Pueden rechazar algunas prendas de vestir, sobre todo si son nuevas y aman su ropa y zapatos viejos. Otros niños buscan el estímulo táctil en mayor cantidad de lo habitual y buscan ser abrazados, acariciados, piden masajes o que los aprieten. Algunas veces también las luces o los sonidos pueden producir irritación o distracción.

La hiperactividad es en muchos casos un síntoma de este trastorno. En espacios como el salón de clases donde hay muchos ruidos, luces, sonidos y estímulos su cerebro se sobre estimula y responden con un exceso de actividad, corriendo y saltando sin control. La información llega al cerebro de forma confusa y los múltiples estímulos le impiden concentrarse y atender a lo que el profesor le dice o espera de él.

Son niños que presentan dificultades en la coordinación motora y por ello se muestran inseguros en sus movimientos, cautos y temerosos. Se mantendrán al margen de juegos de plaza y de actividades como saltar, trepar, correr, etc. Pueden tener dificultades para colorear, armar rompecabezas, usar adecuadamente las tijeras, tomar un lápiz con la fuerza adecuada, actividades de higiene, abotonarse una camisa o atarse los cordones.

Frente a estas situaciones el niño no comprende ni puede verbalizar lo que le ocurre y los adultos lo recriminan y apelan al enojo, al castigo y a los prejuicios. El niño se siente rechazado por sus compañeros y adultos, confundido y herido en su autoestima. Por ello, la mejor medicina será el soporte afectivo y una ayuda terapéutica que le facilite la integración de las sensaciones y el logro de respuestas adaptativas.

Recomendaciones contra la Gripe.

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Dado que en época invernal se incrementa la circulación de virus respiratorios, resulta clave la prevención.

Para prevenir infecciones respiratorias es muy importante tener en cuenta estos aspectos:

Alimentación y abrigo: Recordar la importancia de una buena alimentación y un abrigo acorde a la época. A los niños/as, brindarles un buen desayuno para comenzar el día. Si son lactantes, siempre fomentar la lactancia.

Vacunas para la disminución de estas patologías:
Coqueluche: Niños/as a los 2, 4, 6 y 18 meses, ingreso escolar 6 y 11 años.
Neumococo: Niños/as a los 2, 4 y 12 meses.
Gripe: Embarazo y puerperio, niños/as de 6 meses a 2 años, y mayores de 65 años. También está indicada para grupos con factores de riesgo (personas entre 2 y 64 años de edad) con enfermedades preexistentes tales como asma, inmunosuprimidos, cuadros respiratorios crónicos, cardíacos crónicos, diabetes y obesidad.

Ambientes ventilados: Ventilarlos adecuadamente, tanto en los domicilios como en las escuelas para favorecer la circulaciónón de aire, evitando el hacinamiento y los ambientes con humo de cigarrillo. Se sugiere también evitar el uso de alfombras, juguetes de peluche y demás elementos que junten polvo.

No utilizar aerosoles desinfectantes: No son efectivos para la eliminación de virus o bacterias y pueden incrementar alergias respiratorias.

Lavado de manos: Fomentar la higiene de manos antes y después de cada comida, luego de ir al baño, de estornudar o de limpiarse la nariz (utilizar pañuelos descartables).

Técnica para toser o estornudar para evitar el contagio: Cubrirse la nariz con el ángulo interno del codo.

Jardines maternales: Extremar las medidas de higiene en el momento de alimentar a los niños y en los cambios de pañales. El personal a cargo debe lavarse las manos antes y después de estos procedimientos y en lo posible usar manoplas para el cambio de pañal, dado que existen virus que se trasmiten por materia fecal.

Consultar al médico/a ante la presencia de: tos de varios días de evolución, dificultad para respirar, respiración rápida, silbidos, fiebre.

Hacer foco en la resiliencia.

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La resiliencia es una cualidad de las personas que, aún en situaciones difíciles y contextos desfavorecidos, les permite hacer frente a las adversidades y salir fortalecido de las experiencias negativas. Es una cualidad que no viene dada genéticamente, sino que se puede desarrollar y fortalecer.

La escuela de hoy recibe multiplicidad de alumnos que provienen de entornos y contextos muy disímiles. En algunos casos, familias que pueden dedicar muy poca atención a los hijos y a su escolaridad, contextos donde es usual la violencia, la agresividad o la indiferencia. Sin embargo, en la escuela, estos niños tienen la posibilidad de encontrarse con docentes y compañeros con quienes construir una red de contención que les permita sostenerse y fortalecerse variando el rumbo de su futuro.

¿Qué necesitan los niños para construir esa red? ¿Qué puede brindarles la escuela y el maestro?

-Un contacto afectuoso, expresado física o verbalmente. Transmitir al alumno el sentimiento de que es respetado y digno de ser amado, al margen de su rendimiento académico.

-Puede reforzar su autonomía e independencia. Para ello, puede ayudarle a obtener éxitos, por más que sean pequeños, estableciendo juntos pequeños objetivos, posibles de lograr y atentos para observar grandes o pequeños avances. De esta manera, refuerza su confianza y seguridad pudiendo asumir paulatinamente otros compromisos y responsabilidades.

-Puede ayudar al alumno a comprenderse a sí mismo, a reflexionar, a buscar espacios de expresión y diálogo con uno mismo, a conocer sus sentimientos y practicar el autocontrol a través de diversas estrategias. Encontrar el sentido a las normas y a la adaptación y vida en sociedad.

-Puede promover un clima positivo en el aula, un clima de diálogo, de investigación, de descubrimiento, estimulando el pensamiento divergente y la creatividad. El error, la imperfección y lo espontáneo son parte del aprendizaje y materia corriente a lo largo de la vida.

-Practicar la empatía y promoverla en los alumnos. Generar situaciones en las que los alumnos se pongan en el lugar de otros y experimenten su pensar y su sentir, generando entonces conductas compasivas y altruistas.

-Es ejemplo en el ejercicio de las habilidades sociales, las enseña y las corrige, promoviendo la formación de amistades, lazos y redes dentro y fuera de la escuela.

-Por último, la expresión artística, la música, el teatro, las manualidades, el deporte, son otras formas de expresión que al mismo tiempo le ofrecen desafíos, esfuerzo por superarse y placer por el producto obtenido.