“Te quiero”, “Qué tenas un lindo día”, “Suerte”, “Vas a ver qué va a salir todo bien”, “Vos podés”, “Viste que mamá se acuerda”… Una frase como éstas dice mucho, es más, tal vez sólo con esta notita ya les estemos alegrando el día a nuestros hijos.
Porque esa nota dice mucho en pocas palabras: les dice que los queremos, que los valoramos, que lo acompañamos aunque no estemos, que los entendemos. Son frases que fortalecen la autoestima, que ayudan a los chicos a sentirse más seguros por la certeza de saberse amados.
Y si esa nota además viene acompañada por algo que les gusta, que venían pidiendo o necesitaban causa todavía más sensación: un caramelo, un chocolate, plata para comprarse algo rico o el borratinta que tanta falta le hacía.
Esta forma de mimarlos con algo lindo es un buen recurso frente a un día de prueba, para que arranquen la semana con alegría, para esos días que están cansados y con pocas ganas de ir al cole o para el día después de una charla reflexiva.
La frecuencia de este mimo dependerá de la creatividad de cada uno por lograr que siempre sea distinto y sorprenda sin que los chicos se acostumbren o lo transforman en un deber ser y pierda su efecto.
¿Qué niño olvidará estos “mimos sorpresa”? Seguramente ninguno. Y cuando ellos crezcan se transformarán en un hermoso recuerdo de sus padres y en un significativo recurso para ser ellos quienes los regalen a otros.