Diversidad Cultural. Fechas Patrias: memoria e identidad.

¿Qué es la patria? Si tuviéramos que definirla, cada uno tendría un concepto diferente -quizá con algunos elementos en común- ya que tiene que ver con un sentido de pertenencia basado en aspectos culturales, históricos, políticos, geográficos o afectivos. 

Por definición, la Patria es el lugar en el que se ha nacido o al que se pertenece por vínculos históricos o jurídicos. Esa comunidad con la que una persona se siente identificada por razones afectivas.

Nancy Mozzanica, docente de Ciencias Sociales del Instituto Nuestra Señora de la Unidad, dijo: “Entiendo que la Patria es la tierra que nos vio nacer, donde se encuentran la historia, los antepasados y los valores”.

La docente destacó que cuando el aprendizaje de los valores patrios comienza en la etapa escolar, el respeto por el lugar donde se ha nacido y por los conceptos de ciudadanía, se manifiesta con mayor intensidad y conciencia.

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Por su parte, Manuel Becerra, Magíster en Historia por la Universidad de San Martín y profesor de Historia por el ISP «Dr. Joaquín V. González», dijo que “el concepto de Patria debería apuntar al de una sociedad democrática y diversa, con convivencia en el disenso más que en símbolos, próceres o relatos de hace cien años. Porque el contexto en el que llevaron adelante sus prácticas políticas cambió, sin embargo, se puede rescatar sus valores y compromiso”.

“Hoy Argentina es una sociedad diversa, lo que implica releer las fechas frente a las nuevas identidades. En este sentido, se tienen que aprovechar las fechas patrias para pensar la realidad presente”, dijo Becerra.

Mariana Franco, docente de Sociales de quinto grado del Instituto Nuestra Señora de la Unidad, coincide en que “debemos mirar los acontecimientos desde el hoy, desde este momento de la historia que estamos construyendo.”

Para María Belén Olmos, Licenciada en Sociología y Magíster en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural (IDAES-UNSAM), “es necesario tener en cuenta para la comprensión de los sentidos que se anudan a ‘la Patria’, las formas en que la construcción de recuerdo interactúa con la identidad de un grupo, en donde la mirada desde el presente es un factor importantísimo”.

 

Memoria, identidad y fechas patrias

 La Lic. Olmos comentó que “la memoria en tanto recuerdo activo, se transmite a partir de diversos canales o medios que se transforman a lo largo del tiempo. Estos medios pueden incluir relatos y narrativas, soportes materiales, conmemoraciones y rituales, entre otros”.

«Las transformaciones en estos medios también estarán dadas por los valores y luchas políticas de los grupos que recuerdan, por consiguiente existe una vinculación con el presente desde el cual la memoria de los acontecimientos es reinterpretada”, explicó.

“Las diversas tradiciones culturales de los grupos operarán como marco a partir del cual se desarrolle la selección de elementos pasibles de ser recordados, al tiempo que brinda los medios y canales que le otorgarán sentido a esa experiencia vivida o legada como recuerdo, incorporándose a las construcciones identitarias del grupo”, dijo Olmos.

Los cambios políticos y culturales, las renovaciones en los modos de conocer el pasado y la prevalencia de determinados canales de transmisión del pasado por sobre otros, intervienen en los modos en que cambia la memoria y en lo que definimos es importante recordar, agregó la licenciada.

MANUEL BELGRANO Y BNDERA

Manuel Becerra explicó que las fechas patrias se pensaron para ser festejadas, celebradas y recordadas, a fines del siglo XIX principios del siglo XX en un contexto de fuerte inmigración sur europea a la Argentina para crear una especie de identidad nacional.

“Así nacen también los actos escolares que se imprimen sobre un relato del pasado argentino que había sido elaborado por Bartolomé Mitre a los efectos de crear un mito fundante”, contó el profesor.

En ese momento funcionaban las fechas patrias para recordar a esas personas que formaron parte de ese relato fundante que en Argentina se sitúa en la Revolución de Mayo y en la Independencia. Con el tiempo se fueron agregando nuevas fechas, transmitiendo por generaciones y recordando en las escuelas.

Al respecto, Mozzanica comentó que “las fechas patrias nacieron como conmemoraciones para reafirmar hechos históricos que forjaron la memoria colectiva como Nación, y se festejan para recordar esos hechos que fueron hitos en la vida de un país, para generar un sentido de pertenencia y patriotismo, desde niños, para que, en la adultez, tengan una participación más significativa en el ámbito cívico, social y cultural”.

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La docente dijo que las Fiestas Patrias son una de las mejores instancias para que los niños desarrollen la identidad nacional, así como el respeto y el amor por la cultura de su país. “Si estos valores se fomentan desde la casa y en la escuela, el resultado es -a futuro- ciudadanos más comprometidos”, afirmó.

Su colega Mariana Franco coincidió en que recordar una fecha patria es “hacer memoria de un acontecimiento o una persona que marcó nuestra historia y la construcción de ese lugar al que pertenecemos o estamos unidos de una manera especial”.

“En la escuela se las trabaja como efemérides, tomando un aspecto y explicando a los chicos que pasó aquel día”, dijo la maestra y agregó que los actos escolares son otro espacio que ayuda a recordar y a entender por qué festejamos o hacemos memoria.

Respecto de los actos escolares, Becerra comentó: “A los efectos de hacer que los chicos tomen conciencia sobre una fecha significativa, los actos y las pausas que rompan con la rutina del aula, sirven si son bien reflexionadas y llevadas a cabo en un trabajo colectivo.”

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Por su lado, Mozzanica explicó que la enseñanza de las ciencias sociales, no debe limitarse a recordar las efemérides en las fechas que ocurren, sino que pretende acceder a un conocimiento social a través de una construcción colectiva que permita explicar y comprender por qué una determinada realidad social es como es, y por qué se producen cambios en los procesos históricos.

Podemos preguntarnos por los modos en que son evocados los acontecimientos que nuestras fechas patrias conmemoran, qué tradiciones construimos para mantenerlas vivas y a partir de qué elementos de nuestro presente las reactualizamos, sugiere la Lic. Olmos.

“La memoria, a diferencia de la historia, supone un movimiento dual de recepción y transmisión que se continúa al futuro”, dijo la licenciada y concluyó: “En este sentido, no recuerda todo, sino que retiene sólo aquello que puede integrarse al conjunto de ritos y creencias que dan sentido a la identidad de un grupo.

Nicolás Avellaneda formuló una frase -atribuida a muchos personajes históricos-: “los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetir sus errores”. La celebración de las fechas patrias es una manera de recordarla. Tal como sugieren las palabras de José Saramago: “Hay que mantener, recuperar y transmitir la memoria histórica porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”.

Por Mercedes Tombesi

Educación Emocional: El color y las emociones en el aula.

Una estrategia pedagógica que busca mejorar el desempeño académico y social de los chicos a través del desarrollo de habilidades emocionales.

Esta vez vamos a hablar en primera persona, porque, tal como nos anticipó la seño María del Carmen Barral: “hay que verlo para creerlo, pero en especial, estar ahí para sentirlo. Es que las emociones entran por los ojos y por la piel”. Y así fue, todo un arcoíris de sensaciones.

Un enorme afiche con un monstruo multicolor “custodia” la entrada al aula del segundo grado de la Escuela Primaria N 72 “Pedro Medrano” de Villa Jardín, Partido de Lanús, en un barrio muy humilde de la Provincia de Buenos Aires.

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Cuando entramos al salón, atravesado por guirnaldas llenas de imágenes con frases motivadoras y de pequeños monstruos de distintos colores, nos sorprendió el orden y la calma con la que trabajaban los chicos.

Estaban todos, los 23 que conforman la matrícula de ese curso. (Los dos segundos completan un total de 41 alumnos) “Antes faltaban muchos, ahora, vienen aunque llueva”, contó orgullosa María del Carmen, quien desde hace 25 años ejerce la docencia en esa escuela y, junto a Gimena Espíndola, está a cargo del grado.

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Nos miraron en silencio con esos ojitos brillosos -que expresaban tanto- y la timidez que fueron perdiendo durante la mañana. Escuchaban atentos el cuento que la seño les leía: “El Monstruo De Colores”, de Anna Llenas. El protagonista es un monstruo multicolor que no sabe qué le pasa. Se hizo un lío con las emociones y una niña lo ayuda a deshacer el embrollo.

Es una historia sencilla y divertida, que introduce a los chicos en el fascinante lenguaje de las emociones básicas, donde a cada una le corresponde un color: amarillo a la alegría, azul a la tristeza, rojo a la rabia, negro al miedo, verde a la calma y rosa al amor.

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MOUNSTRO MULTICOLOR

Según la autora del libro, la alegría es contagiosa, brilla como el sol y parpadea como las estrellas, cuando estás alegre, reís, saltás, jugás y querés compartirla con los demás. La tristeza siempre está extrañado algo, es suave como el mar, dulce como los días de lluvia y representa el color de las lágrimas. Cuando estás triste no querés hacer nada.

La rabia arde al rojo vivo, es feroz como el fuego que quema y es difícil de apagar. El miedo es cobarde, se esconde y huye como un ladrón en la oscuridad. Cuando sientes miedo te vuelves pequeño. La calma es tranquilla como los árboles, ligera como una hoja al viento. El amor es suave e implica felicidad, inocencia, generosidad y entrega.

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Cada nene tenía en la punta de su lápiz un muñequito del protagonista del cuento de un color distinto (aunque predominaba el verde). Son títeres para lápices que confeccionó María uno por uno en tela Pañolenci y están a disposición de los niños en el aula.

“Esos cambian durante todo el día”, aclaró la maestra y agregó “Nos ayuda a detectar rápidamente cómo se van sintiendo desde que entran hasta que se van. Cuando eligen el verde nosotras también estamos tranquilas porque significa que el día es positivo”.

VERDE PPAL

María contó que los chicos que asisten a esta escuela tienen todo tipo de carencias. Les falta ropa, alimento y en especial, afecto y contención. Viven en entornos hostiles y familias disfuncionales. Estos nenes de entre seis y siete años son, en su mayoría, los más pequeños de doce o trece hermanos en cada caso. Para muchos de ellos, la maestra es el único referente. 

Detrás de cada nombre hay una historia de vida. Los monstruos de colores ayudan a los chicos a expresar sus emociones y de esa manera las maestras pueden saber cómo se sienten cada día. “Cuando te sentís triste, feliz, con miedo o enamorada, el monstruo es el cariño y te ayuda a sentirte mejor”, explicó una de las nenas.

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“Los chicos son hermosos y salen adelante a pesar de sus historias”, dijo la maestra que se dirige a ellos con la dulzura propia de una madre y casi sin querer (o queriendo) los llama “hijos” o “tesoros”. Desde hace 25 años, María y sus alumnos son una gran familia, por eso sigue en contacto con muchos ex alumnos que hoy son los padres de los pequeños de su clase.

Según Ana Llenas, las emociones son estados afectivos, reacciones subjetivas al entorno, que “nos mueven” por dentro y son capaces de generar cambios tanto a nivel físico como psicológico. Las emociones despiertan la curiosidad y la atención indispensables para facilitar los procesos indisolubles de memoria y aprendizaje.

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En el año 2015 María decidió darle importancia a la gestión de las emociones de sus alumnos en el trabajo cotidiano. “Empecé a trabajar en el descanso después del almuerzo contando historias y cuentos donde los personajes eran ellos mismos; a los chicos les encantó verse involucrados en esos cuentos fantásticos y les generaba interés venir a la escuela cada día para saber cómo continuaba el relato”, contó.

Además, incorporó como material en el aula una caja llena de imágenes, caritas o “emojis”  que reflejaban distintas emociones. “De esa manera, logramos que los chicos carentes de contención familiar, que por lo general son callados o violentos, expresaran lo que traían de su casa sin necesidad de hablar”, explicó.

DOCENTES Y DIRECTORA

Dos años después, en una página web española (https://www.orientacionandujar.es) donde María solía consultar material para docentes, conoció el concepto de Educación Emocional y la importancia de las emociones en el aula. De inmediato, se inscribió en un curso on line para maestros cuya certificación era expedida directamente desde España.

Al año siguiente, presentó en un concurso su tesis sobre Educación Emocional y fue elegida como “Maestra Innovadora en Educación Emocional” y  seleccionada para representar al país en el I Congreso Iberoamericano de Docentes, que se llevó a cabo en diciembre de 2018 en Algeciras, España.

MONSTRUOS

Luego del Congreso, se quedó en Europa participando de actividades educativas, y así es como trajo nuevas ideas y recursos didácticos para sumar a su trabajo con las emociones en el aula. Por ejemplo, los muñecos de peluche de los monstruos de colores, y los frasquitos en los que los chicos colocan pompones del color que representa su estado de ánimo al entrar y al salir de la escuela.

El contenido de los frascos se vuelca en una grilla por cada alumno, una vez a la semana se comparten los resultados, y una vez por mes se analizan los colores que más predominaron.

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“Lo que tiene ésto es que muchos niños logran tener una vida más tranquila y más dulce. Está comprobado que minimiza la deserción escolar, vi a muchos alumnos míos salir adelante”, dijo María y resaltó que para llevar a cabo la Educación Emocional  es muy importante la capacitación y el compromiso de los docentes, que muchas veces, es lo más difícil.

De acuerdo a lo que detalla el profesor Jesús C. Guillén en su libro “Neuroeducación en el aula. De la teoría a la práctica”, algunas de las recomendaciones internacionales a tener en cuenta a la hora de diseñar e implementar un programa de educación emocional en un centro educativo son: implicar a toda la comunidad educativa, asegurarse del apoyo de todo el centro educativo, la implementación sistemática a lo largo del tiempo e incluir planes de formación y asesoramiento de los agentes educativos (profesores, asesores y familias).

VIDAL

En mayo de este año, recibieron la sorpresiva visita de la Gobernadora María Eugenia Vidal, el Ministro de Educación, Gabriel Sánchez Zinny, y el Jefe de Inspectores de la Provincia de Buenos Aires, Fernando Bóveda. Los funcionarios habían conocido a la Directora de la escuela, Nadia Carbone, en una reunión de directivos y les había llamado la atención que fuera una de las más jóvenes del Distrito.

En esa visita, quedaron maravillados con el trabajo que realizan María y muchas otras docentes que empezaron a incorporar esta metodología de enseñanza con el apoyo de todo el cuerpo directivo de la escuela. A tal punto que le propusieron dar talleres de capacitación, ya que recientemente la Educación Emocional fue incorporada a la currícula escolar pública como asignatura obligatoria.

Neuroeducación y Educación Emocional

En su búsqueda por aprender más, María del Carmen Barral profundizó en los trabajos de autores como Jesús Guillén, Daniel Siegel, Tina Bryson, Ken Robinson y Deborah Schoeberlein. Según cuenta la docente, esas lecturas la ayudaron a abrir la mente sobre la inteligencia emocional que posee cada niño y la manera de estimularlos aún más en sus aprendizajes.

Según los especialistas, los beneficios de la inteligencia emocional en los niños y adolescentes son múltiples: mejora la conducta, permite la creación de una autoestima sana, los hace más responsables, seguros y autónomos, ayuda en el bienestar personal y a desarrollar las habilidades sociales básicas para cualquier tipo de relación.

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Guillen en su libro sobre educación emocional comenta que “lamentablemente, en el campo de la educación, ha prevalecido la detección de errores o carencias del alumno en detrimento de sus fortalezas o virtudes, que siempre existen”. Y agrega que estudios recientes comprobaron que cuando existe un predominio de emociones positivas respecto de las negativas, obtenemos beneficios mentales o sociales que desempeñan un papel crucial en las relaciones familiares y educativas.

Una educación positiva enseña a los alumnos habilidades que les permiten construir su propio bienestar personal y social. No incide en forma exagerada sobre la autoestima del niño, lo que conllevaría sobreprotección, sino que se lo deja actuar guiando su proceso a través de normas que le transmiten seguridad, fomentando así, su autonomía y su responsabilidad.

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“A estos niños les cuesta mucho trabajar los valores, vienen de hogares sin reglas, sin orden y en absoluta pobreza y desnutrición. Hoy, después de mucha dedicación, vienen a motivados a la escuela porque saben que pasarán ocho horas recibiendo amor, cuidados, respeto y protección”, contó María.

Desde su experiencia personal, la docente reconoció que aplicando la Educación Emocional y la Neuroeducación logró trabajar con lo que el alumno “trae en su mente” y de su entorno, y desde allí explorar sus intereses aumentando sus ganas de aprender.

“¿Sentís amor por lo que hacés? Bueno, eso tiene un color. Muchos me dicen: ‘Claro, es el rojo’. Pero ya vimos que no es así”, concluyó la maestra.  ¿Cuál es el color de tus emociones?

 

Por Mercedes Tombesi