Belgrano fue un verdadero héroe. En sus apenas 50 años de vida fue estadista, economista, abogado, militar y como si fuera poco, el creador del mayor símbolo de pertenencia nacional: LA BANDERA.
Es que a pesar de haber sido elegido para llevar adelante varias misiones militares, nuestro admirado Belgrano era un defensor acérrimo de la independencia de los pueblos y de los hombres. O sea, era un argentino y patriota con todas las letras.
Todos conocemos desde chicos la historia de la Creación de la Bandera, aprendimos que el Gral. Belgrano participó de la Revolución de Mayo, que peleó en varias batallas, que llevó adelante hazañas como el Éxodo Jujeño y hasta sabemos de su muerte sumergido en la pobreza, pero lo que no conocemos son todas aquellas contrariedades que atravesó hasta que el gobierno aprobara la creación de nuestra insignia patria. Al respecto, citamos un fragmento de la carta que le enviara a las autoridades del gobierno.
Los problemas eran varios: si bien el 25 de Mayo de 1810 los criollos logramos gobernarnos por nosotros mismos, no declaramos la independencia respecto de España, pero comenzamos un período de batallas y afrontas conocidas como Guerras por la Independencia.
Dichas batallas en realidad generaron gran confusión, ya que los revolucionarios de mayo habían alcanzado el gobierno del Cabildo asegurando lealtad al rey español Fernando VII y afirmando que sería un gobierno provisorio hasta su retorno al trono, pero el verdadero propósito era la libertad de los pueblos.
Durante 1811 y principios de 1812 nuestros soldados combatían con los europeos usando el pabellón español, lo cual era una brutal contradicción. Ante esta situación, y conociendo los verdaderos planes de independencia, Belgrano le escribe al Triunvirato reclamando el uso de un distintivo patrio propio y la respuesta obtenida fue la aprobación para el uso de una escarapela que debía tener los colores blanco y azul-celeste, ya que estos eran los utilizados por la familia real.
Belgrano fue más allá y decidió confeccionar un paño con estos colores, y para hacer propio este símbolo le pidió a sus soldados que le juren lealtad presentando a la que hoy es nuestra Bandera como un elemento de Independencia, Libertad y Soberanía. Este fragmento forma parte de la comunicación que le envió al gobierno nacional:
Excmo. Señor,
En este momento, que son las seis y media de la tarde, se ha salva en la batería de la Independencia, y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición.
He dispuesto para entusiasmar las tropas y á estos habitantes, que se formen todas aquellas, y las hablé en los términos de la copia que acompaño.
Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste, conforme á los colores de la escarapela nacional: espero que sea de la aprobación de Vuestra Excelencia.
Rosario, 27 de febrero de 1812. Excmo. Señor,
Manuel Belgrano.