Oh! Titis!!! ¡Qué dolor de oídos!

otitis

La otitis externa es una infección que consiste en la inflamación del canal auditivo externo o pabellón auricular.

La incidencia aumenta en esta época del año por las actividades acuáticas y porque con la excesiva humedad se dan las condiciones necesarias para la proliferación de hongos y bacterias.

Te recomendamos que…

Ante la queja de dolor de oído reiterada de tus hijos “no hagas oídos sordos”.
Aunque es una enfermedad común, siempre lo más conveniente es consultar a un profesional sobre el tratamiento. Es el médico quien, si lo considera, se encargará de limpiar cuidadosamente el canal auditivo externo.

Además de la limpieza del canal auditivo, hay que tratar la inflamación y la infección. Esto generalmente se realiza con un tratamiento por 7 días de gotas que se colocan en los oídos, y si la infección produce mucho dolor, el facultativo indicará el uso de algún anti-inflamatorio por vía oral. Durante el tratamiento es recomendable proteger los oídos a la hora de bañarse, evitar la natación y el uso de auriculares.

Para evitar factores que predisponen a esta enfermedad se aconseja no introducir en el oído nada más pequeño que el dedo meñique, por lo tanto, ni hisopos, ni toallas, ni dedos ya que lejos de limpiar, empujan hacia adentro los restos de cera, dificultando más la higiene adecuada.

Para aquellos que sufren recurrentemente esta infección se les sugiere el uso de tapones para los oídos a la hora de nadar.

Hay quienes aconsejan usar secador de pelo al mínimo y a una distancia de 30cm para evitar la humedad en el oído luego de haber estado en contacto con agua. Sin embargo esto puede resultar muy incómodo y hasta contradictorio si el fin fue mojarse para refrescarse…

Hay médicos que aconsejan, después de la pileta o el baño, colocar alcohol o ácido acético diluido.

Sin embargo, insistimos, que ante el mínimo dolor de oído, lo mejor es consultar para prevenir y asegurarnos el correcto tratamiento con un profesional, que esperar a que la situación empeore.

Opciones para los padres trabajadores: Club y Colonia de verano.

colonia de vacaciones 1

El club y la colonia son una fantástica propuesta para sacar a los chicos del sedentarismo de la casa, que gasten un poco de energía y socialicen con otros que están en las mismas condiciones que ellos.

¿Cuáles son los beneficios de estas propuestas?

Ambas sugerencias promueven actividades físicas donde los chicos jugando ejercitan y se divierten.

Si es al aire libre éstos se oxigenan, el aire los cansa y el sol los llena de energía.
Conocen otros compañeros de su edad con quienes socializan y crean nuevas amistades.

Les genera una rutina que los ordena y les hace pasar gratamente el tiempo mientras estamos ausentes.

A nosotros como padres nos permite cumplir con nuestras obligaciones laborales, evita sentimientos de culpa y tenemos mejor control de lo que hacen en su tiempo libre.

¿Qué precauciones debemos tomar?

Así como puede resultar para muchos una experiencia maravillosa, también para algunos pequeños y no tanto, puede transformarse en una pesadilla.

Por eso tenemos que estar alerta a lo que los chicos nos cuentan o sienten y parar las antenas e indagar si notamos que no quieren asistir, si vuelven tristes, si muestran comportamientos extraños o diferentes a los habituales.

La adaptación a un grupo nuevo y de transición no siempre es sencilla, especialmente en pre-adolescentes y adolescentes donde el adulto responsable tiene que estar muy preparado para conducir el grupo y evitar situaciones de aislamiento, exposición al ridículo o etiquetamiento.

Asegurarse de que los grupos no sean demasiado numerosos para un sólo profesor o que no sea “el más chiquito” o el “grandulón” del grupo.

Si ingresa a un grupo previamente armado hacer un seguimiento de su integración.

Si los chicos son pequeños, conversar previamente sobre las situaciones en las que deben preservar su intimidad del contacto con el otro.

Enviarlos con protector solar puesto, una botellita de agua para que se hidraten y una muda de ropa extra.

No enviarlos si están enfermos o si se sienten mal.

Cinco motivos para hacer que los chicos coman más frutas.

comiendo fruta

Son Frescas y Jugosas, ideales para disfrutar en días de mucho calor. Por su alto contenido líquido hidratan y sacan la sed, como la sandía. Por eso son ideales para ofrecerles como postre o como colación de media mañana.

Son Atractivas y Vistosas. Las frutas de esta estación llaman la atención por sus colores, olores, formas y hasta tamaños. Desde un gran melón a un racimo de pequeñas uvas, del perfume de un mango al borravino de una cereza, del durazno en forma de corazón al pinchudo higo de tuna. Cada una sorprende y atrae a través de los sentidos a cualquier chico que las puede clasificar por sus semillas, colores, dureza, texturas.

Son Dulces y Energéticas Naturalmente, perfectas para reponer la energía de niños super activos. Si son muy dulceros, es conveniente elegir frutas, como la Ciruela gotita de miel, los higos o cualquier otra en su punto justo de maduración.

Son divertidas y fácilmente Manipulables por los chicos. Se las puede transformar en helados, licuados, mezclar con gelatina o yogurt. Pueden jugar a identificar futas con los ojos cerrados o armar caritas y animales aprovechando los colores y formas.

Son Digestivas y diuréticas.

¿Qué precauciones tenemos que tener en cuenta?

Lavar la fruta antes de consumirla.
Controlar aquellas frutas que tienen semillas o carozos pequeños.
Evitar que los chicos consuman fruta en mal estado porque el sabor varía y puede causar malestar estomacal.
Pelar las frutas cuyas cáscaras no son comestibles.
Tomar las precauciones correspondientes con el uso de cubiertos.
No compartir una misma fruta que se come a mano sin cubiertos porque puede transmitir enfermedades.
Elegir la fruta de estación.

Programa para el verano: Contemplar el Cielo Juntos.

estrellas

Si les decimos a un chico de ciudad, por primera vez, que miren al cielo y diga lo que ve, seguramente su respuesta sea: “Qué aburrido, no pasa nada…” Si le decimos lo mismo a un chico de pueblo o campo la respuesta va a variar.

Es que en la ciudad no estamos acostumbrados a observar el cielo. Los altos edificios, las luces y los ruidos, nos impiden apreciar su inmensidad.

Por eso, en estas vacaciones, les proponemos organizar como “programa con los chicos” una Función 3D del Cielo. Si está bien preparada, ningún chico, por más movedizo que sea querrá perdérsela.

¿Por qué contemplar el cielo?

Porque en su silencio y oscuridad, los chicos pueden observar con mayor atención, sin tantas distracciones y ejercitan la paciencia.

Porque a través de sus formas descubren con creatividad cosas sorprendentes: un dinosaurio, un gusano, un chino karateka.

Porque las estrellas y sus constelaciones enseñan a orientarnos y nos cuentan historias de viajeros y leyendas.

Porque aprenden sobre el cosmos al ver cruzar un estrella fugaz, al preguntarse por la forma de la luna o el movimiento del sol.

Porque el ambiente de paz y tranquilidad favorece la reflexión entre las personas.

Porque al observar la inmensidad y la grandeza del cielo los chicos trascienden lo terrenal y se preguntan por el más allá o el infinito.

¿Qué no puede faltar?

La invitación es clave, es decir, el modo en que les vamos a transmitir el programa. No es lo mismo decirles “vamos a ver el cielo” que sugerirles de “armar un cine para ver el cielo en la noche”.

La planificación de la actividad. Los adultos tenemos que tener bien claro lo que vamos a necesitar, qué podremos observar y especialmente qué le gusta a nuestros hijos para atraerlos.

Un lugar estratégico para observar: abierto, silencioso y oscuro. Puede ser la tarraza en un edificio, un patio o jardín de casa, o en el medio del campo o la playa.

Un espacio confortable con una lona, colchoncito y/o almohadones para poder recostarse cómodamente a observar.

Un picnic nocturno atractivo pero simple ya que la luz será escasa: un sanguchito, pochoclos, papitas, jugo, chupetines.

Una mochila con:
Linterna para ver en la oscuridad.
Libro referido a las estrellas, cometas, fases de la luna, que pueda guiar la observación.
Repelente para los insectos.
Telescopio en caso de tener.
Abrigo por si refresca en la noche.

Les sugerimos evitar llevar una tablet o computadora porque puede llegar a dispersarlos. La misma podrá utilizarse al día siguiente para seguir investigando.

Vacaciones para seguir Aprendiendo.

con mama en playa

“Mamá, sabías que en la escuela me enseñaron que…”

Cuando llega esa frase nos preparamos, algo extraño se nos viene, se nos abre un paraguas de sensaciones. Nos sorprendemos por cómo aplican un conocimiento adquirido a una situación, nos divertimos cuando nos comparten detalles específicos de algún animal o planta, nos emocionamos ante la sensibilidad de una apreciación y hasta nos sentimos desencajamos cuando nos corrigen.

“Hijo, ¿te enseñó tu maestro que…?”

En las vacaciones esos aprendizajes adquiridos en la escuela se vuelcan a la vida diaria y los papás volvemos a ser los maestros por excelencia. Eso que ellos saben, lo retomamos para complementarlo con el paisaje, la situación y nuestros propios conocimientos y experiencia de vida.

“Mi maestra nos enseñó que eso no se puede porque…”

Y con esta frase viene la enseñanza para los padres. Un recordatorio del “deber ser” que los chicos aprendieron y repiten al pie de la letra. Una lección sobre la importancia de ser coherentes en la vida.

¿En qué situaciones típicamente veraniegas podremos descubrir qué aprendieron en la escuela?

Por ejemplo, si les enseñaron sobre el calor y los rayos UV en las vacaciones podrán comprender la importancia de usar protector solar, sentir la intensidad del calor durante las diferentes horas del día, constatar la necesidad de beber más agua, planificar actividades para realizar en la sombra…

Si los niños tuvieron natación, sabrán defenderse en el río o en el mar y los más osados se las ingeniarán para barrenar o sumergirse bajo las olas.

Si conocieron diferentes tipos de relieves, suelos o animales característicos de una región podrán identificarlos en el lugar que visiten.

Si aprendieron en la escuela sobre la basura y los materiales reciclados cuidarán de no ensuciar la playa, los ríos, las sierras, el campo o las montañas.

Si se van de viaje en auto tendrán en cuenta las precauciones aprendidas y nos cuestionarán si no se cumplen las reglas de educación vial que les enseñaron.

A su vez, como las vacaciones son una constante situación de experiencia directa, los chicos deberán poner en práctica todas esas normas de buen comportamiento que aprendieron en la escuela junto con las reglas propias de cada familia.