Recuerdo haberme sentado en uno de esos pupitres clásicos de antaño de tablitas de madera, donde la tabla de escritura estaba levemente inclinada con un espacio para el tintero y los lápices y el asiento que formaba parte de la tabla de escritura del alumno de atrás. Asientos individuales colocados en fila para control del docente y todo atornillado al piso. Es decir, un aula estática, imposibilitando el posible trabajo grupal, la socialización. Sin posibilidad de compartir nada. Cada uno manteniendo su espacio. Este espacio lo viví en quinto grado en una escuela religiosa, en el año 1977.
Según expresan las informaciones el pupitre conservaba una posición higiénica donde todo tenía su lugar, los que eran ubicados al levantar la tabla de escritura en una especie de cajón que había debajo de ella.
Parece ser que se recomendaba a los padres disponer en sus casas de un pupitre similar al que había en las escuelas, ya que esto implicaba similares condiciones para realizar las tareas en condiciones higiénicas y de comodidad.
El pupitre Albis era así:
El alumno de 6 a 18 años conserva en él una posición higiénica. El asiento, el respaldo doble y la tabla para los pies pueden regularse con facilidad. El cajón del pupitre está construido a propósito para guardar libros. La parte inclinada del pupitre puede levantarse. Con disposición Albis para el tintero y pupitre para leer.
Asiento universal y pupitre derecho para niños y adultos: con depósito práctico para las plumas, gran cajón para libros, tintero cerrado y pupitre regulable para leer. La tabla del pupitre está provista de una prolongación hacia la derecha, que permite apoyar el brazo hasta el codo al escribir.
Catálogo ilustrado de material de enseñanza. Publicado en español. ca. 1910.
Otros especialistas comentaban que el pupitre era un factor de afecciones que padecía el niño en la escuela:
Estando el niño con el cuerpo inclinado hacia adelante, tiene la cabeza y los ojos junto al libro, posición que congestiona el cerebro y contribuye a determinar la miopía. Además un hombro levantado constantemente por el defecto de la mesa, se hace y permanece más alto que el otro, el pecho se hunde y las funciones de la respiración y de la circulación sufren por la posición viciosa y prolongada.
Lescano. M.. «Material escolar: el pupitre». en El Monitor de la Educación Común.
Buenos Aires. enero 1896.
El mejor banco tenía relación con la prevención de enfermedades y las malas posturas sin tomar en cuenta, parece ser, sobre lo intelectual y lo moral. El higienismo era el protagonista.
También se consideraba que los bancos para más de dos alumnos eran muy molestos para el desplazamiento dentro del aula imposibilitando la vigilancia.
Andrew. Bancos fijos para un solo alumno; de manera que cada niño queda aislado de sus
compañeros, formándose filas de un solo banco separados por caminos de un metro
aproximadamente. Esta disposición facilita mucho la vigilancia del profesor y no se hace
cómplice, por lo menos del fraude a que tan inclinados son los niños. Estos bancos se fijan
bien en el suelo mediante tornillos.» Senet, Rodolfo (1928) “Pedagogía” Cabaut y Cía
Editores.
Esto se relaciona con el modelo “normalista”: con bancos fijos, individuales, con disciplina y control de los cuerpos, homogeneizando conductas y prácticas sobre todo el tema de la escritura, el tipo de letra, “la letra linda”.
“Las tablas superiores de los pupitres tendrán una pequeña inclinación hacia el alumno,
salvo la quinta parte superior que se dejará horizontal para mejor acomodo de tinteros y
plumas. En el borde inferior de la tapa no se admitirá varilla alguna saliente. Debajo de la
tabla, movible o fija, deberá haber siempre una tablilla de suficiente ancho para libros
[…]”. Nardrel, Jr., (1903) “Las condiciones de pupitres y bancos” en El Monitor de la
Educación Común, Buenos Aires, Ministerio de Educación.
Alrededor de 1920 aparecen nuevas propuestas enmarcadas en la llamada “Escuela Nueva” promoviendo la creación de la mesa horizontal, cuadradas, rectangulares, redondas u ovaladas para cuatro, seis u ocho alumnos, con sillas corrientes, todo adaptado a la talla de los niños. Se trata de muebles con mayores posibilidades de articulación y desplazamiento, más acordes con las actividades propias de la nueva educación, centradas en el trabajo personal del alumno, el trabajo en grupos, una mayor libertad de movimientos, la manipulación directa de objetos y materiales, el traslado al aire libre, etc.
Todo acorde a una mirada nueva, distinta, con un interés en los procesos de enseñanza y aprendizaje, con un alumno protagonista, que piensa, que debate, que se le da un lugar, que puede disentir, que puede hacer críticas constructivas. En síntesis, los tiempos van cambiando, la vida va cambiando, por lo tanto la educación también va cambiando, porque son otros los alumnos, las familias, la comunidad. Lo estático quedó atrás, hoy en día podemos trabajar de distintas maneras, por momentos quietos, por momentos movidos, dentro del aula o en el patio y si contamos con un espacio al aire libre, con jardín, mejor.
Nuevas ideas, un nuevo rol docente, una nueva mirada…
Fuente: Portal Educar